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Que continúe la tendencia

EL PROBLEMA de ‘Vera’ no es Vera Stanhope, es todo lo que hay a su alrededor. La protagonista de esta serie británica es un personaje interesante, pero las tramas que deberían sostenerla, no lo hacen, y parte de su potencial se pierde en el infinito. Intentemos averiguar las razones: por una parte, tenemos a una inspectora de Policía de un pueblecito británico, una mujer con carácter, en una edad donde empieza a haber preguntas difíciles de resolver, a las puertas de incógnitas que solo se plantean cuando se cumplen los años suficientes. Tirando a gruñona y con una ironía no siempre inofensiva, es respetada por su profesionalidad y supuestamente admirada por su independencia. Aparentemente, es una de esas personas cuya presencia deja fuera, de un plumazo, desde los más apocados a los más serviles. Después está su soledad, con la que lidia ella, de un modo no mostrado, pero sí vislumbrado. Se asoman los contornos de una existencia no tan idílica y unas heridas no tan cicatrizadas.

Luego tenemos a su compañero de trabajo, joven y aún inexperto. La primera y obvia relación planteada es la de maestra-discípulo y la segunda, menos evidente, pero con una clara dirección, es la de madre-hijo. Todo esto podría funcionar. Ahora hay que proporcionarles un contexto, aportar una historia, dotar de contenido cada acción, cada comportamiento, cada palabra. Y aquí es donde el asunto empieza a torcerse porque las tramas asociadas a esos personajes de partida carecen de fuerza. Los casos que se plantean en cada capítulo no están desarrollados lo bastante como para captar la atención desde el inicio. Cualquier historia bien contada te engancha el tiempo que considere oportuno y la decisión de soltarte la toma en exclusividad el escritor de la misma. En ‘Vera’, ocurre algo parecido a un decorado sin función. Que está ahí porque algo hay que poner, porque en caso contrario quedaría todo muy soso. En las series detectivescas, el caso, el crimen que se investiga, no debería ser sólo relleno, debería cumplir una serie de cometidos que aportan consistencia a la ficción. Aquí se presenta como una excusa para echar a andar a los personajes, que sino estarían sentados en sus oficinas sin nada que hacer.

Las verdaderas historias, las que se quedan para siempre, las que están realmente bien contadas, irrumpen de tal modo en las emociones que, aunque no se perciba a primera vista, producen cambios que ayudan a comprender detalles existenciales. Puede parecer tonto. O exagerado. Pero no lo es.

Así que en cada capítulo de ‘Vera’ se nos presenta un caso que activa a la protagonista y a su compañero, personaje este último de poco contenido, que requeriría más desarrollo para que su presencia en pantalla se convirtiera en un reto y, por tanto, en una intención de decir algo. Su papel de mero acompañante desluce al personaje principal, que no tiene con quién medirse. Y lo mismo ocurre con el resto del elenco, que rellenan pero no incomodan, no intrigan, no enfadan, no hacen estallar ningún tipo de resorte emocional.

Por todo esto, la serie se ve, pero con cierto tedio y cierta lástima, en especial porque Vera Stanhope es Brenda Blethyn, una actriz exquisita.

Es interesante señalar, por otra parte, que existe una marcada tendencia a aventurarse en historias de ficción con personajes femeninos como protagonistas absolutos. Un cambio de perspectiva que significa muchas cosas, que puede llegar a significar otras muchas, buenas, saludables y, claramente, necesarias para un justo discurrir de la humanidad. Que no sea una moda pasajera.

Título: Vera
Director: Farren Blackburn
Reparto: Brenda Blethyn, David Leon, Wunmi Mosaku.
Cadena: ITV
Calificación: 2 / 5

El entorno ayuda siempre

Atención: en ‘Gran Hermano VIP’ la cabeza da mucho que pensar. Son palabras textuales de Belén Esteban, que, según cuentan, desde que entró ya no es la misma. Y es que lo de pensar es lo que tiene, te transforma y te incita a hacer cosas arriesgadas, pero reconfortantes. Hay quien decide luchar contra las injusticias, superar enfermedades, estudiar, escribir, cambiar el mundo. La VIP, Belén Esteban, cuando salga, va a hablar con Jesulín. Bueno, por algo hay que empezar.

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