TODAVÍA RECUERDO cuando de pequeñito, sentado en el sofá, veía y alucinaba con todos los partidos de la Liga BBVA. Es una afición que mantengo. Disfruto con ver desde un sofá a equipos históricos escribiendo su historia.
Había campos donde se decidían Ligas, como el del Osasuna, el del Zaragoza o el del decano del futbol español, el Recreativo de Huelva; o el mismo campo del Rácing de Santander con la mítica dupla que formaban Zigic y Munitis. A este último me lo voy a encontrar a pie de campo como entrenador del rival.
El Lugo ha ganado este año en un campo, El Sadar, donde Barça y Real Madrid perdieron ligas. Hemos hecho grandes partidos en La Romareda, en el Benito Villamarín en la Copa, en el Iberostar Estadio, José Zorrilla, El Molinón...
Quién me hubiera dicho, en aquellos lejanos tiempos del sofá, que un día en el futuro estaría disfrutando de estos campos, de estos ambientes, de estos partidos tan bonitos que estamos jugando con el Lugo este año. Y que lo iba a hacer desde un lugar y un equipo llamado Lugo, humilde pero no menos grande que los demás. Poder disfrutar en estos campos y de jugar contra estos equipos es algo indescriptible. También lo es el hecho de que nuestro Club Deportivo Lugo plante cara cada semana a equipos con años y años de historia.
Personalmente, me siento un afortunado por poder disfrutar de toda esta experiencia. Un privilegiado por poder disfrutar de aquello que disfrutaba desde un sofá. Ahora disfruto sobre el verde con la intención de que, al otro lado del televisor o en la grada, la gente perciba lo bonito que es pasearse por estos escaparates tan bonitos. Bendito privilegio para el CD Lugo y para mí. ¿No creéis?
