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El Dnipro y el mérito del humilde

UNA FINAL MARCADA por la emoción y que terminó con el Sevilla como campeón de la Liga Europa por cuarta vez tras una lucha encarnizada de noventa minutos en los que hubo momentos para la sorpresa.

El Dnipro es un equipo al que prácticamente no conocía nadie y eso le sorprendió un poco al Sevilla en los primeros minutos y ayudó a que llegase el 1-0. El Sevilla era el favorito para todos los aficionados, pero el Dnipro fue de sorpresa en sorpresa hasta hacer realidad su presencia en la final de Varsovia.

El Sevilla apretó cuando se vio por detrás en el marcador y remontó en la primera mitad, pese a que el Dnipro igualó con un gran lanzamiento de falta. El Dnipro se dio a conocer muy pronto en la final y avisó en 45 minutos de lo que era capaz.

Ese papel previo de cenicienta para el Dnipro pudo servirle para quitarse presión y trasladársela toda a un Sevilla que pensaba en el cuarto título. Con todo, y más cuando llegas a una final, cualquier jugador tiene en su mente y su cuerpo todas las ganas de ganarla o piensa en ganarla, y más cuando ese equipo quizá no tenga nunca más la posibilidad de llegar a la final.

La afición siempre se alía con el más débil o menos conocido y ese fue en un factor que vimos con el Mirandés en la Copa del Rey hace unos años y en otras muchas ocasiones. Ver pelear al humilde de tú a tú es muy grande y ganar tiene un mérito tremendo. Con todo, la receta del éxito del Sevilla es clara: tiene un gran equipo después de encontrar los jugadores ajustados a su presupuesto y que saben desarrollar lo mejor posible su idea de juego.

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