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Primer cambio en el gobierno

SI, TRAS VARIOS AÑOS, la dirección del PSdeG hace cumplir los estatutos y obliga a los miembros del partido que ostentan varios cargos a quedarse con uno, el concejal y diputado autonómico Juan Carlos González Santín tendrá que elegir. En realidad, ya lo ha hecho. Tiene tomada la decisión de dejar la corporación municipal. En esta no tiene sueldo, porque ya cobraba del Parlamento, y la responsabilidad que le dejó la alcaldesa en el gobierno no fue mucha. Entre otras razones, porque tras perder la votación con Manuel Martínez para la presidencia de la Diputación, Santín quedó muy debilitado, de forma que la regidora no supo hasta el último momento cuál era su plan. Eso, unido a que, cuando se sintió traicionado por el líder, el diputado dejó de ser de la cuerda del aparato, hizo que acabara con áreas de mucho trabajo (mercados, cementerio, transporte público, guarderías...), pero poco lucidas.

Por todo ello, Santín dejará la corporación más pronto que tarde. La ejecutiva del PSdeG decidió esta semana que la norma de un militante un cargo se aplique cuando se disuelvan las Cortes para la convocatoria de elecciones generales. Podría ser a finales de este mes, aunque es probable que el diputado no espere tanto. No será, sin embargo, antes del 8 de octubre, fecha del pleno de la Diputación de Lugo en el que PSOE y BNG prevén recuperar el gobierno.

La marcha de Santín conllevará la primera reorganización del gobierno de Lara Méndez, que habrá que ver cómo resuelve. El principal condicionante es que Santín no tiene salario municipal. Y es evidente que la oposición no va a aceptar una revisión del gasto político. En esas condiciones, la persona que le sustituirá o bien entra sin sueldo, situación poco atractiva, o sin dedicación, situación poco práctica, porque le obligaría a compatibilizar labor pública y privada. La siguiente en la lista es Rosana Rielo, una militante que ya ocupó responsabilidades en diferentes momentos con José López Orozco y cuya capacidad de trabajo está demostrada. En alguna etapa llegó a ejercer con una excedencia en su trabajo y sin salario, al menos oficial, pero parece difícil que esa situación vaya a repetirse.

OPOSICIÓN Urge que Méndez haga algo para salir del callejón al que, según algunos, la han empujado sus asesores

En algunos ámbitos municipales se especula con la posibilidad de una reorganización más amplia. Entre el funcionariado hay quien ve en la cuerda floja a la concejala de cultura, Carmen Basadre, por la presunta participación de su hijo en contratos del San Froilán. Ace denunció esta semana lo que llevaba semanas corriendo por el Concello y en ámbitos culturales, aunque nadie ha podido demostrarlo. En respuesta a los periodistas, la alcaldesa ha salido en defensa de Basadre. O, más bien, ha reprochado a la oposición que acuse sin pruebas. Las supuestas diferencias entra Méndez y Basadre también son vox populi en el Concello.

Si la afirmación de Ace es cierta sería doblemente grave porque el familiar de Basadre ya estuvo implicado hace dos años en un escabroso episodio cuando trabajaba en un centro municipal a través de la empresa que lo gestionaba. Cabe pensar que Méndez tiene absoluta certeza de que la denuncia de Ace es infundada, porque de lo contrario sería inexplicable que no actuara. Le va mucho en ello porque los tiempos han cambiado y la oposición ya no va a ser tan cómoda. O eso es lo que predica, aunque es llamativo que, tras semanas de runrún por este asunto, nadie se molestara en investigarlo. Y que después de la denuncia pública de Ace, nadie tuviera nada que decir.

Algunos de los grupos más veteranos no dan señales de que su oposición vaya a ser más efectiva que en tiempos pasados, ni siquiera en asuntos menores. El actual gobierno no invita a la oposición a algunos actos institucionales, como recepciones o actos como el de la Real Academia Galega de esta semana. Al BNG no le parece correcto, pero se ve que no quiere importunar al gobierno, porque no ha dicho ni pío. Debe de ser por el esperado pleno de la Diputación, que hace que PSOE y BNG se muevan estos días con pies de plomo. Eso o que, quién sabe si los partidos acabarán compartiendo poder en el Concello.

La debilidad del gobierno, acentuada esta semana tras la unión de la oposición por el desplante sufrido en el asunto de la Ora, es evidente y hay quien cree que Méndez no tardará en buscar estabilidad. No lo va a tener fácil. A Lugonovo ya lo ha pulsado, aunque esta semana las relaciones poco menos que se han roto, precisamente a consecuencia de la Ora. En la formación hay gente con interés en entrar en el gobierno desde el principio, pero también hay quien cree que su fuerza para regenerar el Concello y llevar a cabo sus propuestas de ciudad es mayor desde la oposición. El gobierno estaría obligado a negociar y Lugonovo no sería fagocitado en una coalición. La asamblea del BNG -seguramente no tanto los concejales- tampoco parece muy proclive a apoyar la entrada en el gobierno, por mucho que en la Diputación se vaya a reeditar el bipartido. Duelen las experiencias pasadas. También en el PSOE hay dudas de la conveniencia de pactar, sobre todo con Lugonovo, por ser una formación de momento poco sólida y porque hay quien no le perdona que obligara a Orozco a dimitir.

Lo que está claro es que Méndez va a tener que hacer algo para salir del callejón en el que se ha metido, según algunos, llevada por su equipo asesor. Cada día que pase sin reconducir la relación con la oposición, su posición será más difícil.

Artículo publicado en la edición impresa de El Progreso del domingo 4 de octubre de 2015

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