Opinión

Os debo una explicación

A veces somos muy injustos con los políticos, sobre todo con algunos. Pensamos, por ejemplo, que todo en la legislatura de un diputado o un senador de provincias es privilegio y holgazanería al calor de la disciplina de voto, pero ni mucho menos. Tienen días muy malos, de esos que hay que pasar el trago, como cuando se presentan los Presupuestos y el jefe les manda de regreso al pueblo a que les expliquen a los vecinos lo mucho que van a tener que dejar de invertir y la de promesas que van a incumplir por su propio bien.

Por este trago han pasado con igual fortuna y apuro socialistas que populares, aunque por razones de turno estos años les ha tocado a los últimos. Disciplinados como romanitos del paso de La Borriquita, los senadores y el diputado del PP en el Parlamento han cumplido esta semana con su particular procesión. Todos comparecieron el viernes en Lugo, dicen en la nota de prensa, "para garantizar a los lucenses que, gracias al compromiso del Gobierno de Rajoy, Lugo no va a quedar fuera del Ave, porque es una cuestión irrenunciable para Lugo".


Ni se han molestado en incluir esas partidas-cebo, algo para ir engañando el hambre de décadas


Uno los ve, tan frágiles en ese momento, y siente hasta ternura, como cuando Pepe Isbert, en el papel de alcalde de Villar del Río en 'Bienvenido, Mr. Marshall', se enfrenta a sus vecinos desde el balcón del ayuntamiento para explicarles por qué el paraíso prometido había pasado de largo: "Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar. Que yo, como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo...", decía en bucle el bendito alcalde. "Existe un compromiso claro y firme del Gobierno, la Xunta y la Seguridad Social para acometer ese proyecto", repetían en bucle los mustios parlamentarios cuando se les preguntaba por los planes para el viejo Xeral o para otros proyectos esperados y sin reflejo convincente en las cuentas públicas. Casi se podría escuchar por debajo, como un runrún de fondo: "Como representantes vuestros que somos, os debemos una explicación, y esa explicación...".

Lo que se dice un mal trago, pobres. De todos modos, para pobres, pobres, los ciudadanos de Lugo y votantes incautos, a los que se nos está quedando la misma cara de no entender nada que a los vecinos de Villar del Río escuchando a su alcalde. Y no será porque no estamos acostumbrados. Pueden ustedes comprobar el historial de agravios que acumula nuestra provincia desde hace décadas por parte de administraciones de todos los colores. Lo recopilan mis compañeros en la edición de este domingo bajo el contundente título "Fomento no cumple", que es como el guión de 'Bienvenido, Mr. Marshall', pero repetido Presupuesto tras Presupuesto, año tras año, década tras década, en un bucle desprecio. No es de ahora, ya digo, pero es ahora también. Y lo más triste es comprobar que ni siquiera la presencia en los Presupuestos es garantía de nada, las partidas aparecen y desaparecen según se necesiten para prolongar esta o aquella mentira, sin obligación ninguna de ejecutarse.

Es verdad que si no figura en los Presupuestos es que no existe, pero que figure tampoco asegura que exista la más mínima intención de llevar a cabo la inversión. Precisamente por eso me parecen especialmente preocupantes para la provincia de Lugo las cuentas públicas que nos han presentado para este año. Ya ni se han molestado en incluir esas partidas-cebo, tipo 75.000 euros para estudio de este o aquel trazado, con previsiones de inversiones millonarias para años siguientes, que nunca eran para este. No sé, algo que poder ir echándose a la boca, para ir engañando el hambre de décadas. Algo que siquiera permitiera a sus propios parlamentarios presentarse ante sus votantes con una disculpa, una justificación para volver a confiar.

Que nos mantuviera la ilusión de que todavía pintamos algo, que no nos hiciera sentir el menosprecio de quienes dan nuestro voto por seguro, cautivo. Claro que, por otro lado, tampoco les hemos dado a ellos motivos para creer que necesitan alimentar de algún modo nuestra lealtad electoral, hace mucho que tienen comprobado que la nuestra es una fidelidad servil, de súbdito. Ya puestos en lo peor, personalmente hubiera agradecido más que en lugar de tanta "garantía" y "compromiso" sin compromiso ni garantía, nuestros parlamentarios provinciales hubieran acudido a su cita anual con la disculpa que al final sí dio el alcalde de Villar del Río a sus vecinos: "Yo os aseguro que para pagar esto ni un céntimo ha salido de las arcas públicas, porque como todos sabéis en las arcas jamás ha habido un céntimo". Como explicación que nos deben, sería más honesta.

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