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La frontera de Padornelo

La estrategia de Pedro Sánchez de escorar el PSOE hacia la izquierda para acabar con Rajoy carece de sentido en Galicia

DICEN LOS gurús de la política que las elecciones se ganan en el centro, que hoy en España representaría hasta un 40% del caladero de votos por el que se pelean los dos principales partidos del país. O se peleaban, porque todo apunta a que la victoria de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE llevará al partido del puño y la rosa a girar hacia la izquierda, empezando a desandar el camino a la inversa que comenzó a recorrer hace 138 años y que tuvo su punto culminante en 2010, cuando José Luis Rodríguez Zapatero firmó una reforma laboral lesiva para los intereses de aquellos a los que el socialismo siempre había defendido, los trabajadores. Fue ahí cuando la formación perdió la brújula y deambuló en círculos sin rumbo fijo.

Hoy, consciente de que el nuevo escenario no es el tradicional del bipartidismo, donde una derecha y una izquierda pivotaban al rededor del codiciado centro, Sánchez cree que el camino más rápido para derrotar al PP y a Mariano Rajoy es el de pelear votos en su espacio a su nuevo enemigo, Unidos Podemos, para convertirse en la fuerza más votada de la izquierda, dejando que otro de los nuevos actores políticos, Ciudadanos, acceda al granero del centro que el Partido Popular había disfrutado hasta ahora casi en exclusiva. Si al mordisco de C's se le suma el desgaste de la corrupción, parece lógico pensar que el PP esté metido en un lío.

Las cuentas socialistas de la lechera pasan porque, sin una mayoría absoluta, hay muchas posibilidades de que gobierne aquel que lidere la izquierda, aunque la fragmentación lo lleve a cosechar, como ocurrió en 2015 y 2016, los peores resultados de su historia política, un mal mínimo si el premio final es la Moncloa.

Es cierto que la primera vez le salió mal a Sánchez, pero también lo es que la estrategia no carece de sentido. Quizás no lo tenía en los últimos años, pero en el nuevo escenario de fragmentación surgido tras las crisis no es una idea ni mucho menos descabellada y la militancia socialista parece avalarla, por mucho que Susana Díaz y sus barones sean más partidarios de ir a combatir al PP cuerpo a cuerpo al centro. Fue Unidos Podemos quien sedujo a parte del electorado socialista y el reto de Sánchez es ahora recuperarlos para la causa.

Pero otra cosa muy diferente es pretender que esta estrategia le sirva a los socialistas gallegos. Las dinámicas políticas de la comunidad son distintas y aquí, si el PSdeG abandona el centro, no existe ningún actor que le pueda plantar batalla al PPdeG en ese segmento de votantes, dada la absoluta inoperancia mostrada hasta el momento por Ciudadanos en Galicia. Además, la presencia de un partido nacionalista asentado como es el Bloque provoca que la batalla por el elector de izquierdas se dispute a tres bandas, lo que complica todavía más la ecuación para los socialistas. Por eso cuanto más exhiba Sánchez el viraje de su partido a nivel nacional, más puede favorecer, indirectamente, a Feijóo y los suyos. Y es ahí donde cobra sentido una demanda de muchos de los afiliados en la comunidad: recuperar cuanto antes cierto grado de autonomía del PSdeG frente a Ferraz, ya que en O Pino llevan años funcionando como una auténtica sucursal de Madrid. Y las recetas del éxito a uno y otro lado de Padornelo no suelen ser las mismas.

→ El poder de los aparatos
De todas formas, para llevar a cabo su plan, lo primero que tendrá que hacer Pedro Sánchez será oficializar en el congreso federal su triunfo en las primarias, convertirse en secretario general y hacerse con el aparato del partido, lo que no equivale solamente a controlar Ferraz. Los aparatos son algo más que eso, son un conjunto de fuerzas internas que agrupan a barones, maestros de la intriga, nombres con peso, familias con historia... Sánchez ya comprobó en su momento como siendo líder oficial del PSOE fue derrocado por los suyos y mal haría si creyese que el apoyo masivo que le dieron las bases lo blinda contra las conspiraciones internas. Y más teniendo en cuenta que, como parece, aquellos que lo votaron lo hicieron más por su cacareado compromiso de sacar a Mariano Rajoy del Gobierno central que por sus planes de futuro para el Partido Socialista Obrero Español. Tener enfrente enemigos poderosos, por mucho que uno sea el líder, no resulta nada tranquilizador. Y si no, que se lo pregunte Sánchez a Luís Villares.

→ Los alcaldes se consolidan
Esta semana se cumplieron dos años de las elecciones locales de mayo de 2015, que pusieron patas arriba el mapa municipal gallego con la irrupción de las mareas y agravaron las crisis que ya arrastraban PP y PSOE. Dos años después, la principal conclusión que se puede sacar es que aquel caos apocalíptico que pretendía trasladar el bipartidismo a la opinión pública tras el duro correctivo recibido en las urnas no parece tal y que los nuevos regidores, con sus luces y sus sombras, se consolidan poco a poco, salvo contadas excepciones. De esta forma, el reto del PPdeG de recuperar todas las ciudades y diputaciones en 2019 parece hoy un poco más difícil que hace unos meses.

Y es que en estos 24 meses transcurridos se comprobó que la mayoría de los problemas a los que se enfrentaron los regidores debutantes tienen poco o nada que ver con su propia gestión y derivan, sobre todo, de dos aspectos: la falta de cultura del diálogo, que resulta letal en un nuevo escenario sin apenas mayorías absolutas; y la propia ambición del ser humano, que se traduce en intrigas, traiciones y conspiraciones que suelen acabar en forma de moción de censura. Por ahora ya desalojaron del cargo a siete alcaldes por esta vía y hay otros en peligro, entre ellos Rafa Cuíña en Lalín.

DOS MAREAS DIFERENTES. El Partido instrumental En Marea impuso al final su tesis frente a la coalición homónima que opera en el Congreso de los Diputados y consiguió llevar adelante la consulta a las bases para decidir si apoyaban o no la moción de censura de Unidos Podemos a Mariano Rajoy. Resulta sorprendente el escaso interés que tenía la alianza de Podemos, EU y Anova a nivel estatal en que Luís Villares y su coordinadora desarrollasen esta encuesta a los afiliados, toda vez que los inscritos de Podemos sí habían podido expresar su opinión a nivel nacional, lo que suponía un agravio comparativo con los de Anova, por ejemplo. Al final, va a resultar que En Marea partido y En Marea coalición no solo tienen dinámicas distintas por operar en distintos escenarios, sino que sus intereses tampoco coinciden. Y eso ya no es tan normal.

PLISAN, EL ESCORIAL GALLEGO. Bien hizo este viernes el portavoz parlamentario del PSdeG, Xoaquín Fernández Leiceaga, en desplazarse a la la Plataforma Loxística Industrial Salvaterra-As Neves, más conocida como Plisan, para llamar la atención sobre su estancamiento. Este enorme puerto seco o parque industrial estaba llamado a convertirse en el referente empresarial del sur de Galicia, una especie de prolongación natural del poderoso puerto de Vigo. Sin embargo, 17 años y más de 100 millones de euros después, los más de tres millones de metros cuadrados de terreno ofrecen poco más que una enorme laguna, como denunció ayer Leiceaga junto a los diputados Abel Losada y Patricia Vilán. La Plisan va camino de convertirse en la obra del Escorial gallego, eterna. Y eso que estamos en plena guerra de terrenos y precios con el norte de Portugal. 

EL PP DE LUGO ESTRENA LÍDER. El Partido Popular continúa con su renovación de cara a las elecciones municipales de 2019 y este viernes le tocó el turno a Lugo, donde Alberto Núñez Feijóo arropó al nuevo responsable local, Ramón Carballo, en el congreso local de la formación, el segundo tras el que aupó a Beatriz Mato a la presidencia coruñesa semanas atrás. De Carballo, Feijóo destacó su capacidad para "tender pontes" y ante él y la responsable provincial, Elena Candia, pidió a los militantes de la provincia "lealdade, unidade e traballo en equipo". También tuvo palabras de agradecimiento para el que fue candidato a la alcaldía los últimos años, Jaime Castiñeira. Sin embargo, no está del todo claro que Carballo vaya a ser candidato a la alcaldía, pese al deseo del partido de que todos los presidentes locales sean también cabezas de cartel en 2019.

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