Blog | Arquetipos

Lo que hay tras la puerta

Título: The Keepers.
Director: RyanWhite.
Reparto: Gemmahoskins, AbbieFitzgeraldschaub, Jeanhargadon.
Cadena: Netflix.
Calificación: ●●●●○

HAY COSAS horribles en el mundo. Sin ánimo de deprimir. Pero las hay. La decisión de saber o no saber, de profundizar o pasar de largo está en cada uno. Allá cada uno. Es lo mismo que la cultura, que la educación, que el conocimiento incierto y escurridizo de algo que te lleva irremediablemente a preguntarte qué es lo que está pasando ahí. O no. O no te lleva a nada, no te conduce a otra puerta, no te empuja a abrir esa puerta y después otra y otra más. Existen muchas personas que viven sin puertas misteriosas que esconden asombrosas historias, horripilantes tragedias y un sinfin de preguntas que jamás serán respondidas. Hay muchas personas que eso, plin. Pues alegría. Cada cual es responsable de lo que quiere ser y quiere ver y quiere abrir. El discurso de la responsabilidad colectiva y la solidaridad social queda lejos de todo aquel que habita en una vida sin fisuras, a veces grandes como ventanas o puertas o agujeros negros. Aunque, y sin ánimo de amenazar, «triste quien no ha perdido por amor una casa», como decía el poeta, Joan Margarit, y que cada uno piense, de ese verso, lo que quiera, y de todo este discurso, de paso, también.

Entiendo que hace rato que estén diciendo cosas como y «y esto a qué viene» o «ya nos está dando lecciones como si no tuviéramos bastante» o cosas por el estilo. Me confieso culpable, pero no se preocupen, ya voy pensando yo en el castigo ante tamaña desfachatez mientras les comento que esto viene a cuento. De verdad. Porque la historia que se despliega en ‘The Keepers’, una de las últimas novedades de Netflix, es —aparte de tremenda— un claro ejemplo de lo que significa querer abrir una puerta o no ver ni siquiera el umbral; de lo que supone pasar de largo o reconocer el misterio y tener la necesidad de acercarse a descifrarlo aún sabiendo que la verdad puede ser tenebrosa.

Una vez había una mujer joven, que era monja, aunque, si nos ajustamos a los hechos, tenía ciertas dudas sobre el sentido práctico de la religión allá por los lejanos sesenta, en un Baltimore despertando a la modernidad. En el campo educativo nacían métodos arriesgados y que rompían con lo establecido, aventurándose en universos poco conocidos, de libertad individual y aprendizaje. Una escuela, la Keough High School, resultó pionera en la implantación de dicha metodología, 

Y DENTRO ESTÁ LA BELLEZA
AY, QUE EMPIEZA Ninja Warrior y yo con estos pelos. Un programa, según dicen, de pruebas físicas pero sobre todo de superación. Porque hay que ponerse profundos. Para corroborar esto también dicen sus responsables que lo que más interesa —porque es lo que más importa— es la historia de los concursantes, su, digamos, background. La terapia espectáculo ya está aquí. Aunque, por poner una pega, si lo esencial es el interior, lo de ninja y lo de warrior chirría un poco ¿no? aceptando a religiosas que se permitían pensar de otra manera y así se lo hacían ver a su alumnado. Entre ellas estaba Cathy Cesnik, sister Cathy Cesnik, la monja de nuestra historia. Adorada por sus alumnas, respetada por sus compañeras/os del centro escolar, construía —por ponernos pelín cursis— puertas donde antes había muros. Para que las abrieran.

Hasta aquí es bonito. Puede incluso que un poco heroico. Pero ahora deviene negro.

Resulta que un día desaparece. Y se precipita, ya saben, una investigación y todo lo que conlleva. Sospechosos por aquí y por allá, interrogatorios, pruebas, pistas. Aunque nada sucede. Más tarde aparece el cadáver. Y vuelta a la investigación. Aunque nada ocurre. Después pasan los años, la vida sigue y casi todos olvidan. Menos algunos que son, más bien, algunas. Se cierra el caso. Y más de veinte años después, un testimonio de una antigua alumna de esa escuela revela cosas inexplicables que conectan con el asesinato de sister Cathy Cesnik. No me digan que no intriga. A partir de ahí, entrarán en juego piezas que encajan y piezas que chirrían, protagonistas directos y personajes anecdóticos que, sin embargo, se convertirán en llaves. Llaves que abren puertas. Al margen de lo que esté esperando detrás.

Comentarios