Opinión

Los mexicanos y Trump

"POBRE DE México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos". La frase es de Porfirio Díaz, quien ejercio la presidencia de México de manera casi ininterrumpida entre 1887 y 1911, época conocida como Porfiriato. Las relaciones entre ambos países nunca fueron del todo fáciles y en ocasiones fueron mucho más que complicadas, con guerras incluidas. El propio Porfirio Díaz protagonizó momentos muy tirantes con diversos presidentes estadounidenses, de ahí su famosa frase.

Desde México siempre se ha entendido, con razón, que el trato recibido desde EE UU ha sido siempre, en mayor o menor grado, humillante, degradante y abusivo. Durante las últimas décadas, sin embargo, las tiranteces se habían aligerado. Presidentes de EE UU, demócratas o republicanos relajaron su relación con México hasta el punto de firmar el Tratado de Libre Comercio entre los dos países y Canadá. Esa nueva situación se explicaba con otra frase de Porfirio Díaz: "Perro con hueso en la boca, ni muerde ni ladra". Las larguísimas negociaciones para la firma del TLC y su posterior puesta en marcha dieron a los presidentes de EE UU un hueso que tener en la boca cuando miraban hacia México.

Así fue hasta la llegada de Trump. Su empeño en levantar el muro, su chulería al insistir en que ese muro lo pagaría México, sus continuas provocaciones tratando a todos los inmigrantes mexicanos como delincuentes y violadores, han agotado la paciencia de muchos dirigentes en México. Ya no digamos la paciencia del pueblo. En México, las cadenas de informativos están continuamente hablando (mal) de Trump, de sus bravatas, de sus amenazas. El mexicano es un pueblo orgulloso. En sus relaciones de vecindad con EE UU apenas han ido logrando salvar eso: el orgullo. Y con Trump lo están perdiendo. A ningún mexicano se le escapa la cara de asco que pone Trump cada vez que habla de sus vecinos del sur.


Parece claro que Trump no busca una relación pacífica con México, país al que le falta al respeto una y otra vez


El pasado miércoles, en una tribuna en la que hablaron el alcalde de Pontevedra y media docena de dirigentes mexicanos, entre ellos el gobernador de Ciudad de México, todos mencionaron el TLC, salvo Miguel Anxo Lores, que no estaba ahí para eso. Algunos mencionaban la posibilidad de que el tratado se rompiera y la necesidad de irse preparando. Otros pedían directamente la ruptura. Decían que era mejor irse de ahí antes de sufrir la humillación de ser expulsados. Proponían que se buscaran desde ya nuevos mercados, nuevos socios y nuevos tratados comerciales.

Trump es hoy para México un perro sin hueso en la boca que no para de ladrar y morder y algunos proponen aplicar una tercera frase de Porfirio: "Mátalos en caliente", o lo que es lo mismo, que le den a Donald Trump desde ya. No soportarlo ni un segundo más. El caso es que hay muchos intereses en juego y la ruptura del TLC perjudicaría más a México que a EE UU. Así que otros proponen aplicar otra frase, la del presidente Benito Juárez: "Hay que seguir la lucha con lo que podamos hasta que podamos", es decir, aguantar, negociar hasta el final. Algunos analistas argumentan que Trump puede acabar su mandato sin conseguir romper el TLC; que los problemas internos que se le acumulan pueden hacer que sus planes para México tengan que retrasarse, que aparezcan soluciones.

Esas dos opciones, la de irse ya o la de quedarse y aguantar, son las únicas que tiene en este momento México. El caso es que la primera va ganando adeptos, sobre todo porque la de aguantar no sólo supone una posición débil y humillante; supone, más que aguantar en TLC, aguantar a Trump, algo de lo que cada vez más mexicanos se están hartando. Ya que estamos con frases, la frase más famosa de México también la pronunció Benito Juárez: "Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz". Todos los mexicanos, sin excepción, tienen esa frase grabada a fuego en la memoria, entre otras cosas porque la aprenden desde niños en la escuela y la repiten una y otra vez. Y hoy cada día más mexicanos sienten que Trump ni está respetando el derecho de México como nación ni está respetando el derecho de los mexicanos como individuos. Y si el respeto al derecho ajeno es la paz, o la paz es el respeto al derecho ajeno, parece claro que Trump no busca una relación pacífica con México, país al que le falta al respeto una y otra vez. Es por eso que si los EE UU quieren a Trump y Trump no respeta a México, desde México van ganando terreno las voces de quienes creen que lo mejor es la ruptura total, y cuanto antes mejor, deshacerse del perro sin hueso y hacerlo en caliente.

Otra cosa es que puedan hacerlo y a qué coste. Tal como decía Porfirio, los mexicanos están demasiado cerca de los Estados Unidos y demasiado lejos de Dios. Hoy más que nunca en décadas. Quizá alejarse de EE UU los acerque un poco más a Dios.

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