Opinión

De una criatura imprecisa

Título: Room 104.
Creadores: Hermanos Duplass.
Reparto: Melonie Diaz, Clark Duke, Sarah Hay.
Cadena: HBO.
Calificación: 2/5


CAMINO POR la calle. Sin rumbo. Intento que todo lo que veo a mi alrededor tenga significado. Si no lo tiene, le doy alguno, por ejemplo, ese célebre edificio destartalado con cintas y vallas impidiendo el paso. Imagino que empiezan a caer, primero despacio, después como con prisa, pequeños restos de lo que fue un hogar. Se desprenden de la fachada despojos de una morada, quizá, feliz, quizá como todas. Se desgarran de los muros los diálogos inacabados, las esperas, las tiernas acogidas. Las miradas se rompen al chocar violentamente contra la acera, a mis pies. Un pensamiento fugaz me recorre la mente: "Podría haber salvado alguna". Pero no me muevo. Continúo pensando, quieta, si -al verme- lo que están haciendo las miradas es pedirme auxilio. Llamar la atención. No es una idea descabellada cuando a alguien ya no le queda otra cosa que habitar entre escombros. Sin embargo, desde otra perspectiva, y constatando que la casa se derrumba, lo que queda ahí dentro deben de ser ya cosas muertas, o inservibles, que es peor. No creo entonces que quieran ser rescatadas. Son, digamos, miradas suicidas que dicen adiós un poco antes de tiempo. Probablemente, si sigo parada delante del edificio, aunque no haya traspasado el cordón de seguridad, me acabe alcanzando algún fragmento de pared con papel pintado. Contemplo la posibilidad de que, ese que me toque, resulte lo suficientemente bonito como para tener la sensación de que algo, lo que sea, ha valido la pena. En la idea de encontrar belleza en lo más insospechado hay un no sé qué de reconfortante. Y de pronto, una flor rara. Sí, esto puede parecer desconcertante, o cursi. Pero lo añadimos al relato. A ver qué pasa.

La fachada sigue desprendiéndose. Si fuera un templo, tendríamos ocasión de admirar un altar, que quedaría fácilmente a la vista, y sería el momento de hacer una plegaria. Dudo, por unos instantes, si la oración debería ir dirigida a mí, a mi vida, a mi futuro, a que me salven, o, por el contrario, a los antiguos ocupantes de la casa en ruinas. Me decido por lo segundo. Al fin y al cabo, yo aún sigo en pie. Así que rezo algo que bien podría ser un conjuro o una súplica.

Si continúo andando es porque siento que ya nada tengo que hacer ahí delante. Incluso experimento la sensación de que estoy de más. De que todo se ha hecho y todo se ha dicho. Lo que sea que se construya en su lugar, será otra cosa. O no. Lo definitivo nunca se acaba cerrando completamente y los que existimos estamos formados por otras ruinas y por las ruinas de otros.

Para el acto creativo, ese compendio de cosas asoladas en el interior de cada uno, puede resultar especialmente beneficioso. Es probable también que para la práctica cotidianidad sea un poco menos útil, pero para la imaginación y sus aventuras sirve.

Room 104 es una serie en la que, sus creadores, experimentan con cosas así. En lugar de pasear por una calle cualquiera, se meten en una habitación de hotel —del tipo hotel con habitación anodina y, por ello, potencialmente inquietante—, se sientan a los pies de una de las camas y fantasean con historias que podrían tener lugar ahí dentro. Cada capítulo es una historia y si llegan al final de la temporada con todos vistos, mis felicitaciones. Hay una línea, que puede ser frontera montañosa o puede ser imperceptible a la vista, y que, no obstante, separa mundos. Uno es el de: vamos a hacer algo muy raro y luego decir que es arte y otro es el de: no sé de dónde exactamente, pero nos ha salido esto, y tiene algo distinto, algo extraño. Como una criatura imprecisa, respirando.

Declaración imprescindible
En Sábado deluxe Belén Esteban dice que "Campanario quiso verme sin que nadie se enterase". El programa también dice que esa declaración es un bombazo. Honestamente, estoy totalmente de acuerdo. Imagínense qué cosa. ¡A escondidas! ¡En secreto! Sin saberlo siquiera Jesulín. Está claro que no me pierdo el asunto porque ya no puedo pensar en otra cosa. Que estoy en tensión, vamos, desde que lo supe. Es que, de verdad, con cosas así, una tiene siempre el corazón en un puño.

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