Opinión

Galicia tiene ley ómnibus

La Ley de Fomento Empresarial se corta con la fiscalidad y toca tantos palos como sectores

UN TREN que para en todas las estaciones. Sin caer en la retórica, esa podría ser la definición más gráfica de la conocida como Proposición de Lei de Fomento da Implantación de Iniciativas Empresariais en Galicia, toda una sacudida legislativa que llega al Parlamento con estruendo de la oposición, pero cuyo fondo y forma deben ser analizados en detalle. Simplemente por la trascendencia que tiene para la economía gallega este asunto, y sobre todo para combatir uno de sus males endémicos: la falta de inversión exterior, venga de España o del extranjero.

Sin citar a Portugal de forma expresa, la justificación del trámite de urgencia lo dice todo: «Ningunha traba administrativa poderá obstaculizar o crecemento de Galicia nin minguar a súa capacidade de competir coas moi favorables condicións de implantación empresarial que ofrecen outras zonas limítrofes». Portugal en la cabeza, sí, y las deslocalizaciones constan tes a las que asistimos en los dos últimos años, fomentadas básicamente por la propia automoción gallega. Esa declaración de principios guarda todo un mensaje que la Xunta tampoco oculta e incluso lleva a gala: la desregulación transpira por cada poro de la proposición de ley. La agilización de trámites administrativos acompaña a todo un abanico de propuestas que intentan evitar duplicidades normativas, con el paradigma de las evaluaciones de impacto ambiental y las autorizaciones ambientales integradas, por ejemplo. El objetivo, nada disimulado, favorecer esa implantación de empresas tan necesaria. 

Es cierto que Galicia no se puede permitir unas cotas tan pírricas de captación de inversión extranjera, que tradicionalmente representan el 1% del total español, cuando su peso en el PIB supera ligeramente el 5%. Desregular puede ser una vía, no la única, ni mucho menos, y siempre respetando todas las garantías jurídicas, con la necesaria y escrupulosa atención a la legislación en un profundo proceso liberalizador como el que propone el equipo de Núñez Feijóo. ¿Por qué puede ser calificada como una ley ómnibus o paraguas, aquellas que de un plumazo modifican todo un ramillete de normas? Un repaso por lo menudo del texto permite ver que detrás de esa filoso fía inspiradora para captar inversiones late la enmienda legislativa a la regulación de determinados sectores productivos, nada ajenos a la polémica, y que con esta proposición de ley asisten a todo un cambio de modelo. El botón de muestra lo aportan los sectores eólico e hidráulico, la minería y los recursos forestales. Precisamente en estas áreas no se puede decir que Galicia corra un riesgo cierto de deslocalización de inversiones hacia Portugal. Y uno de los ejemplos de ese gran parche liberalizador lo aporta el fin al concurso público como fórmula para adjudicar parques eólicos, para los que ahora será necesaria simplemente una autorización administrativa reglada.

Una parte de esa alfombra roja a la inversión que Galicia tanto necesita puede estar en la movilización y reordenación del suelo empresarial, como propone la Xunta, pero para armar el puzzle son necesarias otras actuaciones que, inicialmente, mucho prometían, y que a la postre se han quedado desdibujadas. La fiscalidad como arma incentivadora de inversiones ha sufrido una revisión desde que se anunció la ley y lo que llega ahora al Parlamento. La exposición de motivos aludía en un principio a la subvención de determinados impuestos para atraer empresas, con especial y singular atención al de Sociedades, que finalmente se ha caído del texto. La idea inicial, arriesgada por el choque de competencias al tratarse de un tributo estatal, pasaba por la subvención a posteriori del Impuesto de Sociedades, que las empresas irían descontando y la Administración gallega abonando previa justificación para proyectos de gran envergadura. Finalmente, la Xunta solo actuará sobre los tributos autonómicos, con el mismo tipo de incentivos. Nada tiene que ver a la hora de seducir a una empresa subvencionar, por ejemplo, el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, que es propio del sistema tributario gallego, que el de Sociedades, que grava cada año los beneficios de una compañía. 

Galicia necesita inversiones, porque las pocas que llegan, además, se centran tradicionalmente en operaciones de adquisición de empresas, en muchos casos grupos familiares, frente a lo que puede ser levantar una industria nueva. Y, desde luego, si queremos lograr otros resultados no podemos seguir haciendo lo mismo. Por eso, esta ley de fomento de la inversión solo puede ser mejorada en su trámite parlamentario en esa dirección. Pero parece mucho pedir.

La que se avecina en el mercado laboral

TODO un baño de realismo el del Foro Económico de Galicia. La calidad del empleo se queda atrás en la recuperación, que es sostenida en Galicia, y apuntala tasas superiores al 3%, viene a decir el laboratorio de ideas dirigido por Santiago Lago y Fernando González Laxe.En síntesis, volvemos este año a recuperar el PIB perdido durante la crisis, pero en el tintero de las dos recesiones se han quedado parte de los salarios y también el empleo estable. Y esta no es una situación exclusiva de la economía gallega. España La que se avecina en el mercado laboral bate récords de temporalidad en Europa, solo superada por Polonia, que ya es decir. Sin embargo, no solo no recuperamos calidad. Tampoco cantidad en el empleo. En 2007, la tasa de paro estaba por debajo del 8%, frente a algo más del 16% de desempleo que registró Galicia al cierre de 2016. Unos 95.000 parados en 2007 frente a los 200.000 desempleados del año pasado. Y con menos población activa.

¿Y el futuro? Pues aquí llega la sustancia, porque el mismo foro de Lago y González Laxe alerta de un proceso de robotización imparable, que tendrá serias consecuencias en el empleo. A ello se une el nuevo marco laboral que establece la prestación de servicios en sectores como las tecnologías de la información. Nada será igual, viene a decir el análisis firmado por Alberto Vaquero, de la Universidade de Vigo.

¿Y la robótica? Ahora que tanto hablamos de la industria 4.0, habrá que prestar mucha atención a este asunto. El foco ya está puesto: el automóvil y el metal acaparan casi el 70% de los robots instalados en España, con aplicaciones muy concretas. La que se avecina en el mercado laboral.

Ana Patricia Botín ¿Qué teme el Santander con los bonos del Popular?

SI algo ha demostrado Ana Patricia Botín con la absorción del Popular, previa expropiación exprés, es que le sobran arrestos en esto de las finanzas. Sin embargo, la oferta que realiza a los clientes del Popular que se convirtieron en pequeños accionistas en la última ampliación, esos bonos de fidelización que se pierden en la letra pequeña, muestra que el primer grupo financiero de la zona euro no las tiene todas consigo. ¿Por qué? No es solamente por los siete años de obligada permanencia de esos bonos. Lo llamativo es la renuncia expresa y por escrito que deben realizar los accionistas (nuevos bonistas) a emprender cualquier acción legal contra el banco cántabro. Si no hay nada que ocultar, y fue una decisión limpia la adoptada por Bruselas con la quiebra del Popular, ¿por qué tantas precauciones por parte del Santander? Cuando además dejó claro desde el minuto uno que el banco se compró por un euro a las autoridades europeas.

Juan Carlos Escotet Abanca tiene la mirada puesta en crecer en España

ABANCA apuesta por crecer. Es una evidencia. Lo demostró hace meses con la compra de la financiera de consumo del maltrecho Banco Pastor, cuando Emilio Saracho todavía gobernaba el Popular. Y, ahora, la entidad presidida por Juan Carlos Escotet irrumpe en las quinielas para la adquisición de la red de oficinas de Deutsche Bank. Desde la entidad no hacen comentarios, pero en un sector en el que todos hablan con todos, como suelen recordar fuentes financieras, que Abanca entre en el grupo de potenciales compradores habla a las claras de su posición en el mercado. Son 230 oficinas, caza mayor, pero un bocado interesante en un eventual proceso de expansión geográfica que puede llevar al grupo a proyectar su crecimiento fuera de Galicia. Habrá que esperar, y estar antentos. Porque son muchos los candidatos, algunos de pega, que están en la puja.

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