El radar de tramo instalado en el Alto do Fiouco, de la Autovía del Cantábrico (A-8), detectó en febrero 2.844 infracciones por exceso de velocidad, en un trayecto de nueve kilómetros que está limitado a 100 por hora, en sentido decreciente, hacia Mondoñedo. La Dirección General de Tráfico (DGT) admite que son "numerosas", pero también destaca que la cifra experimentó un descenso de casi un 49%, si se compara con los 4.216 incumplimientos señalados en diciembre, que fue el primer mes completo de funcionamiento del dispositivo.
La DGT achaca el descenso de febrero -que son los datos más recientes de los que dispone el organismo estatal-, a "la menor densidad de tráfico en la zona, una vez finalizado el periodo de fiestas navideñas, y a la mayor concienciación de los conductores que se desplazan por el Alto do Fiouco para moderar la velocidad, que es lo que se pretende con la puesta en marcha de este dispositivo de control", subraya.
La Dirección General de Tráfico recuerda que "la instalación de este radar es una de las medidas que se implantaron para mejorar la seguridad en dicho tramo, afectado con frecuencia por la niebla y el viento y donde se ha producido -puntualiza- un accidente mortal el pasado mes de julio".
Un panel advierte de la existencia del mencionado dispositivo de control y de la entrada en tramo vigilado, donde la velocidad máxima permitida es de 100 kilómetros por hora, lo que quiere decir que el radar salta al alcanzar los 109, aunque, como señalan los agentes de Tráfico «es difícil calcular a qué velocidad salta realmente porque calcula una media de velocidad en los diez kilómetros recorridos. A partir de los 109 es cuando empieza a penalizar».
QUEJAS. Aunque se trata de una medida de seguridad pensada para el conductor, puesto que la del Alto do Fiouco se trata de una zona complicada de la infraestructura, la mayoría de los ciudadanos consultados consideran este radar de tramo de la Autovía del Cantábrico «una escabechina» y «una mera fuente de recaudación».
Basta hacer un simple cálculo para darse cuenta de que si el radar detectó en febrero 2.844 infracciones, significa que interpuso una media de 95 multas diarias.
La mayoría de esas sanciones se imponen por exceder en poco más de 20 kilómetros el límite marcado en dicho tramo, lo que las convierte en sanciones leves -se multan con 100 euros, en viales limitados a 100 kilómetros por hora, todos los excesos, hasta el tope de los 131 kilómetros por hora. Más allá de esa velocidad, el conductor se arriesga a pagar más y a perder incluso puntos del carné-.
Con el pronto pago, la cuantía se reduce a la mitad, pero, con 50 euros diarios, el Estado recaudaría más de 4.700 euros, unos 142.000 euros mensuales -si bien, la DGT no ha facilitado información oficial sobre lo recaudado y estas cifras no son más que una estimación sobre lo que pueden suponer las multas del radar del Fiouco-. En comparación, los radares móviles no suelen superar los 60.000 euros al mes.
Conductores habituales de este trayecto relatan que han llegado a ver cómo se formaban largas colas para pagar las multas del radar del Alto do Fiouco, en una determinada entidad bancaria mariñana, donde se pueden abonar. Uno de los oficinistas admitió que en un solo día, tramitó el pago de hasta 300 multas. Esto ocurrió sobre todo en diciembre, cuando se instaló, pero poco poco, y gracias a la señalización que advierte del control, los ciudadanos se empiezan a acostumbrar.
CARACTERÍSTICAS. El radar de tramo de la A-8 vigila desde el kilómetro 549,550 hasta el 540,300. Estos dispositivos disponen de cámaras de infrarrojos que graban las matrículas de los vehículos, a la entrada y a la salida del trayecto controlado, de tal forma que una aplicación informática calcula la velocidad media empleada en recorrer la distancia entre dos puntos. Cuando detecta una infracción, las matrículas registradas se envían de forma telemática a la central de denuncias en León.
