Cabo de Palos e islas Hormigas, templos de sal

A escasos metros del masificado Mar Menor conviven la pesca artesanal y un turismo sostenible
Faro de cabo de Palos
photo_camera Faro de cabo de Palos

CABO DE PALOS y las islas Hormigas se han convertido en un santuario mundial para el buceo, y de paso también en un ejemplo de cómo esta forma de turismo activo actúa a favor de la economía local y dela conservación de un ecosistema tan exclusivo.

La nueva meca del buceo convive de una forma sostenible con el turismo y con la pesca más tradicional. ¿Cómo?: los pescadores conocen y respetan las limitaciones que existen en cuanto a periodos de captura y artes; y las empresasde buceo practican con ellos unsistema de rotación para aumentarla seguridad y colaborar en la conservación de la reserva.

Todo, y quizás eso sea lo más sorprendente, a escasos metros del masificado y contaminado Mar Menor, un espacio citado entodas las listas negras de la degradación medioambiental. La Reserva Marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas se extiendesobre casi 2.000 hectáreas que están incluidas en la red europea Natura 2000 y que constituyen uno de los lugares con más biodiversidad del planeta.

La oceanógrafa Amelia Cánovas,coordinadora del Centro deInterpretación, observa que Cabo de Palos es "la proa de un barco" (el sureste de la península) que ocupa un lugar «muy peculiar» en el Mediterráneo, entre la Reserva Marina de Islas Hormigas, el Parque Natural de Calblanque y el Mar Menor.

"Desde que se protegió, la zonase ha recuperado de una forma asombrosa y las poblaciones depeces han crecido de manera espectacular", manifiesta Amelia Cánovas, quien destaca la repercusión que eso ha tenido para los pescadores y para las empresas de buceo, cuya actividad ha crecidoen paralelo a la recuperación de los valores naturales.

La temperatura y la salinidad del agua son las más elevadas del litoral peninsular, lo que enriqueceaún más la prolífica biodiversidad, y los fondos de la reserva refugian corales y algunas de las praderas de posidonia más extensas y mejor conservadas del Mediterráneo.

Se trata de una cordillera sumergida, las estribaciones del Sistema Bético, que acaba por morir en el mar y que forma parte de un espacio que, además de Cabo de Palos y las islas Hormigas, incluye el Bajo del Mosquito y los islotes El Hormigón y La Losa.

Entre la variada y rica biodiversidad de la zona destacan muchas especiescon un alto interés comercial —la lubina, la dorada, el mero o el bonito, que se pueden degustaren los restaurantes y las tascas dela zona—, pero su extracción estácondicionada a la utilización de artes tradicionales y a determinados periodos de tiempo.

Proteger y asegurar el mantenimientode esas especies y de esas artes fue hace casi 25 años el objetivo principal de la protección del lugar, y la oceanógrafa Amelia Cánovastiene el convencimiento de que se ha conseguido, y de que ese éxito reposa sobre las administraciones y sobre los científicos, pero también sobre los dos principales usuarios del mar: los pescadores y los buceadores.

"Compartimos el escenario y un objetivo común, el de la conservación", explica la oceanógrafa, y precisa que las tres partes (administración,científicos y usuarios) evalúan de forma constante la evolución de la reserva y adoptanlas medidas necesarias para asegurarese estado de conservación óptimo.

BIODIVERSIDAD MARINA. Las características ecológicas y las corrientes propician que confluyan las aguas del Mediterráneo y las del Atlántico, que sea un lugar depaso de gigantescos bancos de boquerones o bogas —lo que a su vez atrae a muchos mamíferos como delfines y tortugas y a predadores como la barracuda o el atún— o que se haya convertido en uno de los canales por los que migran las descomunales ballenas comunes, el segundo animal más grande del mundo.

Esta diversidad de la fauna marina se ha erigido también en un recurso turístico de primer orden, que llama la atención de aficionados al avistamiento de cetáceos, de reptiles o de aves y que conectacon el otro gran reclamo de Cabo de Palos y las islas Hormigas: elbuceo.

Convertido en uno de los nuevos santuarios del buceo mundial, los datos de las empresas especializadasde Cabo de Palos revelan que los miles de buceadores quecada año se sumergen invierten el 30 por ciento de su presupuesto en esta actividad, pero el 70 por ciento restante en otros servicios (alojamiento, restaurantes o compras).

Distintas iniciativas locales se encargan de acompañar los bautismos y experiencias de buceo de los visitantes que acuden a esta zona disfrutan de la observación de su belleza submarina. Los clubes de buceo Islas Hormigas y Naranjito y la escuela de buceo Balkysub y centros especializados como Mangamar y Rivemar ofrecen al visitante una propuesta de ocio activo durante todo el año.

Cabo de Palos ha sido, además, durante siglos un referente de la navegación y bajo sus aguas reposan numerosos pecios tranformados en arrecifes artificiales que han enriquecido la diversidad y que se han convertido en un reclamo para los buceadores y los arqueólogos.

Amelia Cánovas entiende las reticencias que la protección de un espacio puede generar en las poblaciones locales, pero a su juicio Cabo de Palos es un ejemplo "de libro" de cómo la conservación ha sido el revulsivo económico, y sus habitantes —dice— están hoy orgullosos del valor ambiental e histórico, pero también de que esos valores se hayan reconocido y regulado bajo diferentes figuras de protección.

Así, reflejado en ese pasado, en sus artes tradicionales de pesca,en la investigación, en la educación ambiental y en las nuevas actividades recreativas, Cabo de Palos ha emergido como un ejemplo de desarrollo sostenible, y todos los sectores han asumido que su economía y su riqueza van a depender siempre del buen estado de salud de sus extraordinarios recursos naturales.

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