"¿Quién sabe qué tareas de Mates pusieron hoy?"

Los grupos de Whatsapp convierten a los padres en secretarios de sus hijos y son en ocasiones fuente de conflictos con el centro

Las aplicaciones de mensajería como Whatsapp han entrado en el ámbito educativo con tanta fuerza como en cualquier otro y no sin consecuencias. Una de ellas, que las familias se convierten en ocasiones en secretarios de los hijos, dado que estos delegan en sus padres su agenda de tareas y sus responsabilidades. Victoria Esteban, directora del Ceip Luis Pimentel —el de mayor matrícula de Lugo— y miembro de la directiva de la Asociación Provincial de Directores de Centros Públicos de Primaria, aprecia cierta preocupación entre los docentes por el uso que los padres le están dando a esta herramienta. "Pensamos que se abusa un pouco destes grupos e que ás veces se desvirtúa a súa finalidade", admite. Cada vez con más frecuencia, señala, "úsanse para aclarar cales son as datas dos exames, que temario entra ou que exercicios hai para o día seguinte e iso ten que ser responsabilidade dos nenos", explica.

Como consecuencia, "os rapaces tenden a despreocuparse" de estos asuntos, cuando en realidad deberían correr de su mano. "Os pais non poden suplir aos fillos nesas tarefas, son eles os que teñen que estar pendentes", añade Victoria Esteban.

Sin embargo, no considera que los padres que hacen los deberes de sus hijos sea un fenónomeno nuevo: "Pasou toda a vida", asevera. En su opinión, los progenitores asumen ese rol cuando "hai a percepción de que os nenos teñen demasiados deberes e téñen que dedicarlles moito tempo. Axúdanos non por un exceso de protección, senón porque pensan que se está invadindo o tempo familiar".

Por esa razón, en el colegio que dirige se establecen unas pautas al respecto con las familias a principio de curso. "Non se trata de sobrecargalos, pero está ben que teñan algunhas tarefas para que se responsabilicen", además de adquirir hábito de estudio.

En algunos casos, las propias familias han detectado esta deriva y han tomado medidas. Antonio Sánchez explica, por ejemplo, que decidieron darse de baja en la plataforma escolar del colegio de su hija, en la que aparecen a diario las tareas que llevan para casa, porque observaron que desde que se puso en marcha la niña tendía a desentenderse de la asignación de tareas y pedía luego a sus padres que echaran un vistazo a la plataforma para ver qué tenía que hacer. "Ahora lleva su propia agenda y se encarga ella de saber qué toca cada día", dice su padre.

Sobre el nivel de preocupación de los padres acerca de los resultados académicos de los hijos, Esteban apunta que en su centro no percibe que, de modo general, se llegue a extremos. "Son nenos bastante traballadores e as súas familias, bastante responsables. Algunhas preocúpanse moito e outras, menos, pero moitas veces é porque o traballo tampouco lles deixa moito tempo", indica.

CONFLICTO. Otra consecuencia indeseada de estos foros es que en ocasiones "son fonte de conflito", indica Esteban, que, por otra parte, no se manifiesta en contra de ellos. "Están ben como medio de comunicación entre os pais, pero ás veces úsase como medio de debate sobre temas que se solucionarían máis rápido falando directamente co centro", asegura.

La sentencia que dictó una juez de Vigo hace unas semanas en contra de una madre por los comentarios que realizó esta en uno de estos grupos es un ejemplo de hasta dónde pueden llegar las consecuencias cuando no se miden las palabras o se olvida el contexto donde se expresan. En este caso, la madre fue condenada a una multa de 630 euros por acusar a una profesora de su hijo de comerse el bocadillo del niño, burlarse de él y zarandearlo. La propia docente interpuso la denuncia y la jueza consideró que la madre había incurrido en un delito de calumnias.

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