El Cafés Candelas Breogán superó con buena nota la visita del hasta ahora invicto —siete partidos de pretemporada y dos de fase regular— CB Prat. Era, para el equipo lucense, una prueba de consistencia porque el conjunto catalán, en un buen momento de juego y a pesar de la baja por lesión de Emanuel Cate, es uno de esos rivales que convierten en incómodo cualquier partido. Un equipo muy físico, bien preparado y que, como ha demostrado este martes, no vuelve nunca la cara al encuentro.
Y el Prat, en líneas generales, no decepcionó. Fue fiel a su estilo. Ese mismo que le permitió ganar con solvencia en Palma y al Huesca y tener una media de anotación baja (62 puntos). Pero el conjunto catalán se encontró con un rival superior, pero que cimentó su supremacía no en el estilismo mal entendido sino en el trabajo duro, tan duro como el de sus rivales.
Esto quiere decir que el Breogán en esta temporada parece tener algo por lo que se empiezan a forjar los grandes equipos. Consistencia y trabajo. Si alguien quisiera establecer alguna comparación entre la plantilla actual y la de la pasada temporada su primera conclusión es que mientras antes los malos momentos se intentaban solventar en ataque, casi siempre desde la línea de 6,75 metros, ahora el equipo lucense lo hace desde la defensa y desde una solidez rebote que limita las opciones rivales de segundos lanzamientos.
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