El acusado por el doble crimen de Arbo se enfrenta a 46 años de prisión

La Audiencia de Pontevedra acogerá la próxima semana el juicio contra la expareja de Beatriz Rodríguez, asesinada a tiros junto al hombre con el que había iniciado una relación

La Audiencia de Pontevedra ha reservado toda la próxima semana para celebrar el juicio contra Arturo Domínguez Sebastiá, el hombre acusado de haber matado a tiros a su expareja y al novio de ésta, en julio de 2015, cuando ambos estaban en un coche cerca del campo de fútbol de Arbo.

La Fiscalía solicita 46 años de prisión por los dos asesinatos y que el acusado indemnice económicamente a los familiares, hasta segundo grado de consanguinidad, de las dos víctimas. El crimen, que será juzgado por un jurado popular, se cometió en la madrugada del 3 de julio de 2015 en el monte de A Telleira, en Arbo.

En el escrito de acusación, el fiscal asegura que el acusado siguió a la pareja hasta la zona y, aprovechando un momento de intimidad de las dos víctimas, les disparó a bocajarro en la cabeza con una escopeta sin que ninguno de ellos tuviese posibilidad de defenderse.

El crimen, describe el fiscal, fue "vil, egoísta, cruel e inhumano" y tras él, el presunto autor, huyó del lugar "conocedor de que por las horas y la zona boscosa en la que estaban nadie vería el crimen ni podría ayudar a las víctimas".

Arturo Domínguez contó con 21 horas desde que cometió los crímenes hasta su detención, tiempo que según los investigadores utilizó para deshacerse del arma, del teléfono de su expareja, que se llevó tras supuestamente darle muerte, y eliminar cualquier rastro que le vinculase con los crímenes.

La relación que mantenían el presunto asesino y su expareja, que tenían una hija de ocho años en común, se había roto meses antes del crimen pero, según los allegados de la mujer, él no aceptaba esta separación y tenía un carácter "posesivo" hacia ella, al ser "extremadamente controlador y violento".

Este control, refleja el escrito de acusación, se intensificó desde que la víctima, Beatriz Rodríguez Mariño, de 30 años, inició una nueva relación sentimental con el joven que la acompañaba el día del crimen, Sergio Rodríguez.

El acusado vigilaba a Beatriz "en ocasiones escondido entre los árboles, siguiéndola en automóvil o sirviéndose de amigos", explica el fiscal, o incluso colocando un aparato de videograbación en las inmediaciones de su vivienda para comprobar a qué hora pasada y si iba sola o acompañada o revisando su móvil con un sistema de control remoto. Llegó incluso, a pesar de que no fueron denunciadas, a amenazar a las dos víctimas, asegurando a diversas personas que la mujer "era para él o no era para nadie".

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