Mujeres artífices de la historia chairega

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El Día de la Mujer se celebra el 8 de marzo en decenas de países de todos los rincones del mundo con el fin de reivindicar la igualdad para las mujeres. Voces femeninas, de diferentes lugares y culturas, fueron ejemplos para la sociedad. También en Terra Chá.


mujeres de todos los continentes, separadas por fronteras geográficas, lingüísticas, económicas o culturales, lucharon a lo largo de los años en pro de la igualdad para participar en la sociedad al mismo nivel que el hombre, dejando tras de sí un legado histórico de pioneras, de mujeres que trataron de buscar su hueco y lo defendieron por todo el mundo.

En la comarca chairega, también hubo pioneras y mujeres que se ganaron el respeto de todos. Mujeres que entraron en política, que alcanzaron puestos destacados en el mundo de las letras o que consiguieron el reconocimiento en el ámbito educativo. Mujeres, algunas recordadas en calles y placas, nombradas hijas predilectas u olvidadas con el paso del tiempo, que forman parte de la historia.

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Carmiña Prieto Rouco. Cantora da Terra Chá

Carmiña Prieto Rouco, más conocida como la Cantora da Terra Chá, fue una poetisa y dramaturga vilalbesa, que empezó a escribir muy joven y despuntó en el mundo de las letras, lleno de plumas masculinas en su época.

Nació en 1901 en Vilalba y su afición por la literatura fue precoz. Empezó en 1918 a publicar versos en periódicos locales como ‘El Heraldo de Villalba’, ‘El Villalbés’, ‘El Progreso Villalbés’, ‘La Unión Ciudadana’ o ‘El Eco de Villalba’, donde compartió espacio con autores como Noriega Varela o Iglesia Alvariño y se abrió un hueco en la Escola Poética Vilalbesa.

Su primer libro se publica en 1926, ‘Horas de febre’, y a partir de ahí comienza una larga lista que la convierte en una de las escritoras de Vilalba con más títulos publicados. Entre ellos, los poemarios ‘Violetas’, ‘Lluvia menuda’, dedicado al obispo de Mondoñedo, ‘A virxe viuda’ o su última obra, ‘O derradeiro’, publicada en el año de su muerte, 1977, y en la que se encuentra el ‘Himno da Terra Chá’ y varios poemas dedicados a las fiestas de San Ramón.

Aparte de la poesía, la Cantora da Terra Chá escribió obras de teatro como ‘Traidores celos’, ‘O secreto da bruxa’ o ‘La boda do afillado’. Además, fue vocal honoraria de la Unión Ciudadana Anticaciquil en Vilalba y miembro honorario de sociedades del exilio en el Centro Gallego de Buenos Aires o el de La Habana.

En la actualidad, la que fue su casa familiar, en la Rúa Porta de Cima, es la sede de la asociación de viudas de Vilalba, que deberán cederla, en caso de desaparecer, a María Mediadora o si esta tampoco existe en la localidad a la Fundación Hospital Asilo.

Aparte de la casa, que fue recuperada e inaugurada en el año 2000 como local social, Carmiña Prieto Rouco cuenta con una calle en la capital chairega. Sin embargo, algunas voces reivindican para ella un reconocimiento mayor, como la dedicación de Día das Letras Galegas o la construcción de una casa-museo en Vilalba.

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Mercedes Ramudo. Primera alcaldesa de Vilalba

Mercedes Ramudo es una de esas mujeres para muchos desconocida que sin embargo ocupó el cargo de alcaldesa en una época en la que la política era cosa de hombres. Fue la primera alcaldesa de Vilalba, entre 1936 y 1939, la primera de Galicia y una de las primeras de España, ya que en 1924 está documentado el nombramiento de Matilde Pérez Mollá en un pueblo de Alicante.

Mercedes Ramudo, que sustituyó en la alcaldía a Manuel Fraga Bello -padre del expresidente de la Xunta Manuel Fraga Iribarne- cuando este se trasladó a Santiago, se inició en la política en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera como teniente de alcalde. Era soltera y regentaba, junto a su hermano, una ferretería en Porta de Cima, enfrente al actual restaurante Los Píos.

Gobernó Vilalba durante la guerra, en un momento difícil, en el que los problemas de abastecimiento y racionamiento eran una constante, así como el suministro a las tropas que hacían etapa en Vilalba en su paso hacia los frentes asturianos.

Tal y como publicó el corresponsal de Radio Nacional de España en Lugo de la época, Mercedes defendía que «es más fácil regir una corporación municipal que una familia» y que nunca tuvo problemas para hacerse obedecer en los cuatro años de su mandato. De esos años, poco o nada se sabe, al igual que de su persona, para muchos desconocida.

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Concha Da Reina. Primera comadrona de Vilalba

Concha da Reina, un nombre anónimo para algunos y un ángel de la guarda para muchas mujeres de principios del siglo XX en Vilalba, fue la primera comadrona titulada de la capital chairega, que ayudó a ver la luz a cientos de niños y niñas de la localidad cuando las cosas no eran tan fáciles como en la actualidad.

La vilalbesa, una reconocida y apreciada profesional, obtuvo su título en el año 1925, reconocimiento que le fue expedido por el propio Alfonso XIII, rey de España en aquella época.

Concha da Reina, una mujer guardada en la memoria de muchas otras, permanece olvidada para las instituciones y los gobernantes municipales, por lo que algunos exigen un reconocimento a una mujer que trabajó muchos años y que facilitó, y nunca mejor dicho, la vida en la localidad.

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Caridad Docampo Millor. Hija Predilecta de Castro de Rei

Caridad Docampo Millor es la única mujer que cuenta con el reconocimiento de Hija Predilecta en la comarca chairega, donde cerca de una veintena de hombres obtuvieron esta distinción en el transcurso de los años. Aún así, su título, concedido en 1976, es compartido con su marido, Emilio Veleiro de Francisco, hijo adoptivo, y juntos dan nombre al colegio de Castro.

Caridad Docampo nació en 1904 en Castro y ejerció como maestra junto a su marido durante 44 años. En sus clases, no sólo enseñó a menores en edad escolar, sino también a adultos que no habían ido a la escuela.

Ejerció en Reigosa (A Pastoriza), A Fonsagrada, Castroverde, Cazás (Xermade), Samos, Bazar y Loentia (Castro de Rei), antes de dirigir la escuela de niñas de Castro. Fue distinguida con el Lazo de Alfonso X el Sabio por parte del Ministerio de Educación en atención «a sus múltiples desvelos en la educación y formación de los jóvenes».

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Concha Prado Martul. Alberguista de Baamonde

Concha Prado Martul, más conocida por todos como Conchita, es un ejemplo en la comarca del trabajo y el esfuerzo. Fundó el albergue de peregrinos de Baamonde, que regentó durante décadas, convirtiéndolo en parada obligatoria del Camiño Norte, y dedicó a él y a sus visitantes toda su vida, con la vitalidad que le caracterizaba y que no la dejó jubilarse, trabajando hasta el final de sus días.

Conchita, delegada de la asociación Abrindo Camiño, era una mujer comprometida con Terra Chá -nace en 1936 en Pacios pero se cría en Baamonde- y la mejor anfitriona para los peregrinos. Por eso, en el año 2009 Baamonde le rindió un homenaje popular y el Concello colocó una placa en su honor en la fachada del albergue que reza: «Concha Prado Martul, unha man amiga no Camiño».

El mismo año, la asociación Xermolos le dedicó el número 12 de su revista Guieiros, un monográfico con diversas colaboraciones.

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Sagrario Rodríguez y Amelia Mato. Maestras de Vilalba

Sagrario Rodríguez y Amelia Mato son un ejemplo del elevado número de maestras que dedicaron su vida a la educación de los jóvenes de la comarca. Estos nombres, recordados por cientos de estudiantes, también están presentes en el callejero, ya que ambas tienen una calle dedicada en Vilalba.

También juntas recibieron el reconocimiento a su trabajo en vida. El 1 de septiembre del año 1956 se les concedió la Cruz de Alfonso X el Sabio, otorgada por el Ministerio de Educación, por su larga labor educativa. Sagrario, en concreto, no sólo fue maestra. Creó su propio colegio «privado, mixto y católico» en Vilalba, ‘La Inmaculada’ (autorizado en 1916), que primero estuvo en la actual Rúa Galicia y luego en la Rúa da Pravia, por el que pasaron miles de alumnos.

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Engracia Vérez. Maestra en Vilalba y escritora

Engracia Vérez (1901-1983) nació en Lousada, Xermade, y fue maestra en la antigua Escola Graduada de Vilalba durante 32 años, época en la que dejó una gran huella en varias generaciones de alumnas. Pero no sólo destaca por su labor educativa, sino por su creación literaria, de la que nacieron gran cantidad de versos y cuentos.

Su actividad literaria, autodidacta, es fruto de una dedicación parcial. Sus primeros poemas, que no obtuvieron el menor éxito con los editores gallegos, comenzaron a publicarse en 1955 en la revista ‘Arquero’, de Barcelona, así como sus cuentos, pero nunca mostró un gran interés por publicar, sino casi todo lo contrario. Su obra, de la que se conocen tres libros, no llegó a perderse. Hay dos poemarios,‘Sueños de una vida’ y ‘Rosas da miña roseira’, y un libro de cuentos en gallego, ‘Socedallas’.

Entre sus aficiones (horticultura, repostería, costura o matemáticas contra la jaqueca), destaca una, sobre todo para una mujer de su tiempo: la mineralogía, a través de la que formó una gran colección de minerales y rocas.

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Josefa Leira Fernández. Maestra en Vilalba

Josefa Leira Fernández (Ferrol, 1895-Vilalba, 1976), más conocida como Pepucha, es otra de esas maestras clave en la historia de Vilalba. Ejerció en la Escuela Habanera de la parroquia de Tardade y más tarde, en 1930, pasó a impartir clase en las Escuelas Graduadas de Vilalba, que contaban con unos 200 alumnos.

La madre de José María García Leira, expresidente del Parlamento gallego, y abuela del concejal de cultura José María García-Leira -Boado, formó parte de la Junta de Enseñanza del Partido Judicial y fue directora de las Escuelas Graduadas, cargo que conservó hasta su jubilación, en 1965. Destacada por su amor a la docencia y el cariño con el que impartía la enseñanza, consiguió la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X El Sabio.

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