Alcoa asegura que Alúmina funcionará tras el sellado de la balsa de lodos rojos

Ensaya desde hace años alternativas al almacenamiento de residuos. Compactar una parte ayudará a la solución
Embalse de lodos rojos de la factoría Alcoa, en el municipio de Xove
photo_camera Embalse de lodos rojos de la factoría Alcoa, en el municipio de Xove

La factoría Alcoa en San Cibrao apenas ofrece detalles sobre lo que ocurrirá una vez que se produzca la clausura de la balsa que almacena los barros rojos, pero sí deja claro que no existe riesgo de que la planta de Alúmina cierre a consecuencia de esto y garantiza que seguirá funcionando tras el sellado. La multinacional somete a información pública para posibles alegaciones el proyecto de ampliación del límite de vertidos al mar durante un periodo de tres años, según adelantó ayer este periódico.

El exdirector de la fábrica mariñana y actual presidente de Alcoa España, Rubén Bartolomé, explicaba ya en 2011 a este diario que la balsa tenía vida útil hasta el próximo año 2025, razón por la que la compañía ya trabajaba entonces en alternativas a fin de reutilizar los lodos y evitar que continúe su almacenamiento. El objetivo de estas medidas consistía en prolongar la vida de Alúmina.


Para mitigar el impacto en el entorno, Alcoa construyó una estación de filtrado a fin de rebajar el contenido en flúor


Los residuos que tratan de reducir derivan del procesamiento de la bauxita y se depositan en la balsa situada en el municipio de Xove. El proyecto de clausura que propone la empresa, de resultar aprobado —ahora está a exposición en la Dirección Xeral de Calidade Ambiental e Cambio Climático—, comprende cuatro etapas, pero para hacerlo realidad es necesario compactar antes los barros sobre los que anclarán los diques del cierre. Para ello hay que asegurar su secado y evitar la acumulación de agua.

El proyecto de cierre, que se desarrollará a partir del año 2023, establece dos premisas antes de su aplicación: el volumen máximo de agua sobrenadante debe ser de 250.000 metros cúbicos y la distancia mínima que esta debe mantener con el dique es de 50 metros.

Los barros rojos enviados al depósito minero tienen una concentración de sólidos del 50%. Esto permite que su consolidación se produzca en primera instancia por decantación, así el líquido queda en la superficie. Este, sumada al agua de la lluvia, es tratado mediante neutralización y decantación antes de unirse al resto de efluentes de la planta para su vertido por el emisario submarino.

Los estudios contratados por la empresa estiman que el embalse acumula en la actualidad 1,6 millones de metros cúbicos de agua, por lo que es urgente la evacuación. Proponen retirar durante tres años un caudal de al menos 200 metros cúbicos por hora considerando la media de lluvia, los ratios de producción y el volumen existente. Esa cifra duplica el vertido actual y se reduciría de manera progresiva tras el primer año.

El vertido de agua está condicionado por el porcentaje de flúor. La evacuación del agua clarificada y pretratada en la nueva instalación creada por Alcoa dentro del departamento de Precipitación situaría la concentración media mensual de este elemento en 17 milígramos por litro, superior a los 8 de media mensual y los 12 de media diaria autorizados ahora.

Para mitigar el impacto en el entorno, Alcoa construyó una estación de filtrado a fin de rebajar el contenido en flúor. Recibirá los barros en un tanque para espesarlos antes de bombearlos a un filtro prensa, del que saldrá un efluente libre de lodos que pasará al tanque de filtrado para su tratamiento. Además, obtendrán un residuo sólido filtrado que mediante una cinta transportadora acabará en un contenedor que transportará un camión hasta las celdas de acumulación que crearán alrededor del embalse actual.

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