La conselleira de Mar visa la fijación del talud derrumbado sobre Mirasol

La conselleira del Mar, la popular Rosa Quintana, visitó el jueves el acceso al puerto comercial ribadense de Mirasol para supervisar el estado final de la obra de sujeción del talud, que se había derrumbado sobre el acceso portuario el pasado 11 de mayo. Su departamento invirtió 200.000 euros en esta actuación, que requirió de un estudio geotécnico en profundidad y en el que se emplearon materiales costosos que no están a la vista para el ciudadano. Están pensados para evitar futuros desprendimientos debidos, como en el ocurrido en primavera, a las balsas de agua que se habían acumulado en el montículo por los sucesivos temporales.

En el caso ribadense se actuó en un entorno de unos 3.000 metros cuadrados. Ha sido una actuación, en este sentido, de las de mayor envergadura que la Xunta acometió en Galicia por motivos similares, como ocurrió en Malpica hace dos años.

El viandante no ve lo que hay dentro del talud, que son barras gruesas de metal o bulones que se hunden unos diez metros hacia el interior de la roca. Puede haber del orden de 30 pivotes de acero corrugado, en cuyo interior se inyecta cemento para mayor sujeción.

El presidente de Portos de Galicia, José Juan Durán, aclaró que la actuación se tramitó por el procedimiento del trámite de emergencia, "logo de que na madrugada do pasado día 11 de maio se producise o derrubamento parcial do noiro sobre o vial, sen que tivesen que lamentarse outros danos". Es más, ese mismo día, se señalizó la zona, se inició la recogida de escombros y el estudio de estabilidad, "dada a necesidade urxente de evitar novos derrubes e garantir a seguridade na estrada".

A mediados de junio, como añadió la conselleira, se inició el trabajo de estabilización, tanto en la parte derruida, como en las contiguas. "Unha vez retirados os elementos suspendidos, dotouse duna forma estable ao noiro a través de elementos de fixación, como os bulóns e a malla metálica de suxeición de alta resistencia". Una vez desbrozado el talud, se colocó otra red de triple torsión para contener la caída de cascotes. En la parte inicial del terreno se construyó un pequeño muro de hormigón anclado en los bulones.