La cosecha, en buenas condiciones sanitarias

Excrementos de perro, el nuevo truco para espantar al jabalí de las viñas

Ya maduras, las uvas son un manjar para estos animales, que pueden arruinar la cosecha
Varias cepas con los racimos comidos por el jabalí
photo_camera Varias cepas con los racimos comidos por el jabalí

Las bodegas más madrugadoras de la Ribeira Sacra ya han comenzado los trabajos de vendimia pero, hasta que toda la cosecha esté en las cubas, queda otro problema que solucionar, el de mantener a raya a los jabalíes, amigos de comerse las uvas cuando empiezan a madurar. El último truco al que han recurrido los viticultores para mantener al margen a los animales son los excrementos de perro.

"O esencial é que o porco bravo non entre na viña agora que as uvas xa están case listas. O olfato é un dos trucos máis vellos que hai", explica uno de los viticultores que recurrió a la técnica.

Al parecer, si los jabalíes huelen los excrementos de perro interpretan que este animal está cerca y el truco tiene efecto disuasorio.

En los viñedos de Pantón y Sober ya fueron varios los que este año se sumaron a la iniciativa. Los afectados añaden que cerrar la viña es en muchos casos complicado y que en las parcelas más próximas a las zonas de monte, las pegadas al río o las que dan a los caminos es habitual la incursión del jabalí. Aseguran que entre los racimos que se come el animal y los que estropea, se puede perder la cosecha.

Pero ese no es el único truco para ahuyentar a los jabalíes. Algunos viticultores recuerdan que no hace tantos años era habitual colocar pelo en las parcelas más atractivas para el jabalí. Se solía pedir en las peluquerías de la ciudad. Aunque el truco fue quedando aparcado.

La vigilancia nocturna o colocar elementos que hagan ruido también son técnicas habituales en la Ribeira Sacra. "Se o porco bravo se vicia nunha viña e moi difícil sacalo dela e pode arruinar a colleita completa", añade un afectado.

MÁS PROBLEMAS. Los pájaros también son otros grandes amantes de las uvas.

No es habitual encontrar viñas afectadas por las bandadas de aves en plena ribera, pero en las parcelas más pegadas a zonas de cultivo es más común que los cuervos o los estorninos se coman los racimos. El truco más socorrido en estas fechas es las instalación de elementos brillantes entre las cepas. Así, es común encontrar en las parcelas más metidas en las poblaciones y que están más expuestas a las aves espantapájaros, cintas brillantes y hasta discos compactos.

Los propietarios de los pequeños viñedos hacen lo posible por conservar la cosecha que tanto trabajo les llevó sacar adelante durante el año.

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