La Xunta ofrece dos vías a la familia afectada

"Si no tenemos escalera, mueren"

Manuel López y José Antonio Docasar se lanzaron a rescatar a las dos monfortinas atrapadas en el incendio del pasado domingo ►La conselleira de Medio Rural de la Xunta supervisó los trabajos de vendimia en la bodega homónima de este núcleo de población del municipio de Pantón
Los bomberos extinguiendo las llamas del inmueble
photo_camera Los bomberos extinguiendo las llamas del inmueble

Pudo ser una tragedia, pero Manuel López es, por fortuna, propietario de una escalera de unos cinco metros de longitud que empleó para que el incendio que calcinó un inmueble en Monforte el pasado domingo no se llevase consigo las vidas de dos vecinas, una de 25 y otra de unos 40 años. Este residente en la ciudad del Cabe, que es funcionario de la comisaría de la Policía Nacional, y José Antonio Docasar, un agente de la Guardia Civil, se encaramaron por la citada escalera para ayudar a ambas víctimas a escapar de las llamas.

Manuel López relató que se encontraba en su casa cuando comenzó el fuego. Alertado por el dueño del inmueble, una vivienda unifamiliar ubicada en el número 19 de la Rúa Castelao, salió de su morada para prestar auxilio. El incendio atrapó en el único piso del edificio a las dos mujeres que se encontraban dentro. El fuego se propagó muy rápido desde el bajo, aunque no se extendió a otras casas. «Fue una suerte, estaba toda la calle negra por culpa del humo», asegura López.

La primera escalera que apareció en el entorno solo medía un metro y medio. Entonces fue cuando Manuel López usó la suya para proceder al rescate de las vecinas. Una vez colocada la escalera más larga, José Antonio Docasar escaló por ella para servir de apoyo a la mujer más joven para descender hasta la calle y completar el primero de los dos salvamentos.

El problema surgió ante las dificultades físicas de la segunda vecina para utilizar la escalera y así huir de las llamas. Manuel López subió para ayudarla. «Cualquiera hubiera hecho lo mismo. Fue un riesgo, porque con el fuego y el calor que había los cristales rompían y saltaban. Si nos llega a alcanzar un trozo no lo contamos. Pero, ¿qué haces ante una situación así?», relató este vecino.

Manuel López afirmó que «si no tenemos la escalera, se mueren. Puede que la vecina más joven saltase desde la ventana a la calle, pero la mayor se habría quedado allí». Según uno de los dos vecinos que se atrevieron a plantar cara al incendio, el fuego era tan agresivo que en poco tiempo había hecho imposible salir por el descansillo y la escalera interior. «Cuando subimos picaban mucho los ojos. No se veía absolutamente nada», añadió.

Fue el primer milagro de la tarde. El segundo ocurrió cuando una de las mujeres rescatadas se reencontró con sus perros, que se habían quedado dentro del edificio en llamas. Los bomberos salvaron a los animales. Dónde se escondieron estos para evitar el efecto del fuego es todavía un misterio.

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