Opinión

Tenían sentido de Estado

EL MIÉRCOLES pasado fuimos muchos los ciudadanos atrapados por la nostalgia viendo el acto institucional de las Cortes que conmemoraba el 15 de junio de hace 40 años cuando pudimos votar en libertad después de otros tantos años de dictadura.

Los medios de comunicación nos recordaron la efemérides con gran despliegue tipográfico y análisis minuciosos que recreaban la España en blanco y negro del 77 que se expresó libremente en las urnas para hacer la travesía de la dictadura a la democracia siguiendo el modelo "de la ley a la ley", una fórmula que fue estudiada en muchas facultades de Políticas del mundo y sirvió de modelo a otros países.

La Transición, uno de los acontecimientos más grandiosos que vivimos los españoles, fue posible porque una pléyade de políticos con distinta ideología y filiación partidaria olvidaron sus diferencias y buscaron puntos de encuentro para acabar con las divisiones, los odios y rencores y lograr la concordia, asentar la democracia y emprender después la tarea de hacer frente a los muchos problemas del país.

La Constitución, la hija que todos concibieron, cerraba los tres últimos siglos de la convulsa historia de España, con el epílogo dramático de la guerra y la dictadura

¿Qué perfil tenía aquella quinta de políticos del 77? Tenían posiciones políticas e ideológicas distintas, debatían y discrepaban defendiendo sus legítimos puntos de vista y la crispación tampoco era ajena a sus debates y encuentros. Sabían que eran mortales y conocían sus limitaciones, por eso también cometieron errores.

Pero todos ellos tenían un nivel profesional e intelectual que les otorgaba altura de miras para alcanzar los consensos necesarios para sacar al país de una situación política enormemente compleja y con graves problemas económicos, laborales y sociales, con un terrorismo especialmente virulento y desestabilizador.

La Constitución, la hija que todos concibieron, cerraba los tres últimos siglos de la convulsa historia de España, con el epílogo dramático de la guerra seguida de la larga dictadura, y abría el periodo de concordia política, prosperidad económica y paz social jamás conocido por los españoles.

Hace ocho días volvieron al Congreso ochenta supervivientes. A su lado estaban sus "hijos y nietos políticos" que dirigen hoy el país, muchos de los cuales quieren demoler su obra, el "régimen del 78", y rescatar del pasado el afán de revancha y el ajuste de cuentas.

Esta generación de políticos sería incapaz de hacer la Transición porque para ellos pactar es una debilidad. Les falta la prestancia y el sentido de Estado de sus antecesores.

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