SERÍA UNA irresponsabilidad poner en riesgo el ritmo de recuperación de la economía española, sentenciaba esta misma semana el ministro de Economía ante las cifras de caída del desempleo. Aunque Luis de Guindos aprovechase para llevar el agua a su molino político, es evidente que todos los objetivos sociales pasan por el crecimiento económico. En el apartado de los riesgos para ese ritmo positivo hay que situar la falta de acuerdo entre sindicatos y CEOE para las revisiones salariales. Es una mala noticia y un mal indicador para la evolución de los próximos meses la ruptura de esas negociaciones. Es el anuncio de un otoño caliente que se sumará a los riesgos que representa la previsible evolución del problema político e institucional con Cataluña. Por esta doble circunstancia, la llamada a la responsabilidad de los representantes de la patronal y de los sindicatos, y el ejercicio de la misma, debería ser previa a que el escenario social se incendie en un contexto político problemático. La positiva evolución de la economía y de los resultados empresariales en muchos sectores imponen la lógica de trasladar esa realidad a los salarios. Y es coherente con el comportamiento responsable que practicaron los sindicatos y los trabajadores en los años duros de la crisis.
El circo de Láncara
La polémica que alimentan entre el alcalde de Láncara, socialista, y el portavoz del PP es, en el fondo, la expresión del partidismo elevado al ridículo con esos retos personales. Y en las formas, un desprecio a la ciudadanía. ¿Gestionan el municipio o tocan el bombo partidista? Si las inversiones de la Xunta fueron de 600.000 euros o de 6,5 millones debe ser algo que se ve, objetivable y contrastable por los vecinos, sin que los saturen de demagogia.
