El Miño, el rey aun sin playa

Juan Carlos Martínez se zambulle en el Miño con sus amigos, en la zona de la Escuela de Piragüismo. (XESÚS PONTE)
photo_camera Juan Carlos Martínez se zambulle en el Miño con sus amigos, en la zona de la Escuela de Piragüismo. (XESÚS PONTE)

No hay playa, pero los lucenses no renuncian a las zambullidas en el río. Toda la margen del Miño está plagada de rincones que los lucenses aprovechan para darse un baño, desde la zona de la Fábrica de la Luz a el entorno de la Escuela de Piragüismo o, ya en Outeiro de Rei, el clásico O Piago. El río puede ser traicionero, pero eso no impide que muchos lucenses se lancen a sus aguas cada vez que el sol tiene a bien asomar por Lugo, algo poco frecuente este verano.

«El agua del río es más natural, no está tan cargada de cloro como la de las piscinas», observa Gemma Font quien algunas tardes sueltas de verano, en compañía de su pareja, Manolo Congosto, decide abandonarse a la tranquilidad de las playas de la Fábrica de Luz: uno de los puntos favoritos por los aficionados al ocio fluvial.

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