Cuatro jóvenes salvan la vida tras caer su coche 20 metros hasta el mar en Foz

Los ocupantes, vecinos de Burela, salieron del vehículo por sus propios medios y dos de ellos treparon hasta lo alto de un islote. La marea estaba subiendo y el agua amortiguó el impacto. Tres están prácticamente ilesos y el cuarto tiene una costilla rota
Lentine, en el hospital
photo_camera Lentine, en el hospital

No puede describirse de otra forma que como un milagro que los cuatro ocupantes de un coche hayan salido con vida -tres de ellos prácticamente ilesos y el cuarto con una costilla rota- tras salirse de la vía en la curva de A Rapadoira en Foz, cruzar la área de césped, romper por completo el muro del paseo marítimo y caer al mar desde una altura de 19,30 metros, según la medición de los bomberos de Barreiros, que llevaron a cabo el rescate durante buena parte de la madrugada de este domingo junto con el helicóptero Pesca II y los medios de emergencias locales.

Los ocupantes, cuatro jóvenes de origen caboverdiano y vecinos de Burela, habían disfrutado de una noche de fiesta en Foz con otros cuatro amigos que iban en otro vehículo delante de ellos y regresaban a la localidad vecina cuando por motivos que está investigando la Policía Local, que instruye el atestado, se salieron de la vía. Conducía el coche, un Daewoo con placas 8724 BRT, Claudio L.T., de 30 años; de copiloto iba Edikerson Sánchez Rocha, de 19, y en los asientos traseros viajaban Minarzique Gonçalves Alves, de 20 años, y una menor de edad, Andrea X.

El accidente ocurrió hacia las 4.20 horas y fue un vecino el que dio aviso al 112 alertando de que "oía berros na zona de cantís da praia". Cuando llegaron los servicios de emergencias -bomberos, Protección Civil, GES de Cervo y Guardia Civil- se encontraron a los cuatro ocupantes fuera del vehículo, que había quedado prácticamente encajado entre el acantilado y el islote que hay justo enfrente. El coche quedó completamente sumergido en el agua, que amortiguó el golpe e hizo que las consecuencias del siniestro fueran las mínimas. La marea estaba subiendo -la pleamar fue a las 5.30- pero si estuviera baja el vehículo habría impactado de lleno contra las rocas del suelo.

Uno de los datos curiosos de este accidente es que dos de los ocupantes, Minarzique Gonçalves y Edikerson Sánchez, habían sido capaces de escalar el islote, que tiene una altura similar a la del acantilado por el que se precipitaron y al que después no podían acceder los bomberos, por lo que fue primordial la llegada hacia las cinco del helicóptero Pesca II, que alzó en una camilla a uno de los jóvenes, que estaba echado en el suelo y se quejaba de fuertes dolores. El otro subió agarrado a uno de los tripulantes de la aeronave, que aterrizó en la misma carretera de la que se salieron para que los trasladaran al hospital las ambulancias medicalizadas que esperaban en el lugar.

En cuanto a los otros dos ocupantes, aguardaban a ser rescatados en unas rocas en una zona más baja, hasta donde accedieron los bomberos de Barreiros con su escalera, que utilizaron para rapelar y subir a los dos jóvenes. Confiesan que la operación fue difícil no solo por la altura, sino por las características del lugar, que "es de complicado acceso y había que controlar mucho para no desequilibrar". Las condiciones ambientales tampoco eran las idóneas, ya que al hecho de que era de noche se añadieron los inconvenientes del viento y la lluvia. Sin embargo, tanto el helicóptero como los bomberos ejecutaron los rescates sin mayores dificultades y hacia las 6.15 ya había terminado el operativo.

Según relatan los presentes durante la operación, los jóvenes, especialmente la chica, estaban «en completo estado de shock». De inmediato las ambulancias los trasladaron al hospital, donde dos fueron dados de alta ya por la mañana y el tercero poco después tras permanecer varias horas en observación, ya que solo tenían magulladuras. El padre de uno de ellos comentaba que el hijo solo sentía cansancio y que no le había preguntado nada del accidente "para non alteralo". "Foi un milagre de Deus", decía otra familiar. El cuarto joven, Minarzique Gonçalves, continúa ingresado al tener una costilla rota.

RETIRADA. Durante la mañana de este domingo los bomberos de Barreiros regresaron al lugar para ayudar en la recuperación del vehículo, que se llevaría una grúa de gran tonelaje. "Lo que hicimos fue anclar el coche, porque estaba subiendo la marea, para que no lo desplazase y golpease contra las peñas, para que no vertiese combustible. Cuando llegó la grúa bajamos otra vez para hacer el enganche y poder subir el coche hasta el paseo", explican, una labor que terminó hacia las tres y media de la tarde. Cuando alzaron el vehículo se podía ver que habían saltado los airbags y que esencialmente estaba dañada la parte delantera.

El lugar del accidente se convirtió en un continuo ir y venir de gente que intentaba ver el coche antes de que lo retiraran, incluso acercándose con cierto riesgo al acantilado. "Milagro" y "suerte" eran las palabras que más repetían quienes veían la escena.

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