Hoy se cumplen diez años de la desaparición en el municipio de A Pontenova de su vecinos Luis Juan Fernández Trigo. Vivía en la casa patriarcal de la familia en la localidad de San Esteban y de repente un día simplemente no volvió. Desde entonces, la familia no paró de buscarlo sin que tuvieran ningún tipo de noticia ni absolutamente ninguna pista al respecto.
Luis Juan Fernández Trigo tenía otros cuatro hermanos y la más joven de todos, Mónica Fernández, recuerda que en el momento de su desaparición se hizo una búsqueda que reconoció como «moi intensa» por parte de los agentes de la Guardia Civil, vecinos de la localidad y también distintos cuerpos de seguridad, sin que dieran ningún resultado aquellas búsquedas.
La hermana del desaparecido cuenta que en los primeros días tras la desaparición sí que recibieron algunas llamadas telefónicas de gente que aseguraba haber visto Luis Juan en diferentes lugares y en diferentes circunstancias. No obstante, todas aquellas llamadas se comprobaron una a una sin que se obtuviese ningún tipo de resultado ni se consiguiesen pistas que llevasen a alguna otra parte.
A partir de entonces el tiempo comenzó a pasar. Cesaron las búsquedas y su hermano engrosó la lista de desaparecidos oficiales que maneja el Estado a nivel de toda España.
Su familia inició entonces una búsqueda por su cuenta casi desesperada y que no consiguió obtener tampoco resultado alguno, lo que les desconcierta y les llena de inseguridades porque dicen que «non sabemos o que lle puido pasar. Xa non sabemos que pensar. Non é como se aparece morto e tes un sitio onde ir, un cementerio, así non sabemos nada e eso é o peor de todo».
Su hermana Mónica dice que muchas veces «incluso ves algún vagabundo ou xente así e te quedas mirando porque pensas que pode ser el, porque supoñemos que estaría moi cambiado, pero a verdade é que nada, nunca soupemos nada».
Al principio lo intentaron todo y reconoce que «ata fomos onde xente tipo médium ou que di que ve cousas e xente. Fixemos todo o que se nos dixo, pero non deu ningún resultado, non valeu para nada».
CONTINUIDAD. Mónica Fernández recuerda que cuando apareció otro vecino de A Pontenova que también había desaparecido «pensáramos que podía ser el, pero despois xa se viu que non, que non era». De todas formas, explica que no tiran la toalla y que continúan con la esperanza de poder saber algo de él algún día.
Por eso hizo pública de nuevo una fotografía de su hermano, recuerda que mide 1,60 de estatura y pide que si alguien sospecha algo de que pudiera haberlo visto llame al 982.34.22.22 o al 062.
Explica que ahora que ya pasaron diez años tanto ella como sus hermanos continúan preguntándose qué sucedió, al igual que los que lo conocían y lo tenían por una persona muy tranquila.
