Un grupo de inmigrantes armados asaltan a un camionero de Lugo entre Francia e Inglaterra

Un joven se coló de polizón en el remolque pero fue descubierto al golpear la cabina tras advertir que el vehículo no cruzaba la frontera. Dos días antes, 18 africanos se le metieron en el camión mientras el conductor dormía
Un grupo de africanos, en los márgenes de la carretera, en Calais
photo_camera Un grupo de africanos, en los márgenes de la carretera, en Calais

"Collín medo e o primeiro que pensei, ao ver tanta xente armada que viña hacia min, foi que iba saír metido nunha caixa de piñeiro". El camionero José Carlos Cudeiro López todavía no da crédito a lo que vivió, el pasado jueves, en el paso fronterizo de Calais, entre Francia y el Reino Unido. Este lucense, de 37 años y con raíces en Chantada, reconoce que vivió momentos de auténtico pavor cuando decenas de inmigrantes africanos, en desbandada, asaltaron su camión mientras hacía cola en uno de los controles fronterizos de Calais.

El objetivo de esta horda de inmigrantes -3.000, según algunas fuentes, que viven a la intemperie en un campamento improvisado por ellos mismos- es colarse como polizones en los remolques para cruzar la frontera hacia el Reino Unido en busca de un lugar de residencia con más beneficios sociales y más permisivo con los extranjeros ilegales que Francia.

"Antes de entrar no Eurotúnel, había atascos, parei e vin que saían, do medio das xestas, unha chea de africanos, de todas as idades, con barras de ferro, patas de cabra, martelos e algún coitelo de grandes dimensións. Ao ver que pretendían meterse no remolque, toquei a bocina e formouse unha media batalla campal, que durou cerca dun cuarto de hora. Habería 100 ou 200. Viñeron hacia o camión e reventaron o candado do remolque do camión que iba diante e o precinto do meu. Dixéronme, con xestos, que se estaba calado, non pasaría nada. Se non, habería problemas2, cuenta el camionero, que transportaba palés de pan precocido hacia una localidad cercana a Birmingham.

El chófer lucense logró, en cambio, llamar por teléfono a su padre, también camionero, y a su hermana, "que seguían todo o que pasaba como se fose un partido de fútbol", comenta. También llamó a su empresa, radicada en Valencia, que le ordenó regresar. "Veu a Xendarmería e, tras controlar a avalancha, comprobou se se metera algún inmigrante. Sacamos tres ou catro, pero non vimos a ninguén máis e dei a volta", narra el lucense, que salió indemne.

Pero la historia no acabó ahí. Cuando llevaba media hora en marcha, José Carlos oyó unos golpes en la caja del camión. Se temió lo peor: que se habían escondido unos cuantos inmigrantes, y decidió llamar a la Gendarmería. Una vez ya escoltado por los agentes, se metió en una área de servicio y estos abrieron el remolque. "Dentro había só un rapaz, duns 20 anos, que era de Eritrea e que conseguira coarse", indica el camionero, que critica que no hay ahora mismo, en Calais, "a suficiente Policía para reter unha avalancha como esta".

El susto del jueves no fue todo. José Carlos Cudeiro vivió, dos días antes de que tuviese lugar el asalto, otro episodio protagonizado por los inmigrantes africanos asentados en campamentos en torno al paso fronterizo de Calais. Ocurrió el pasado martes, por la noche, mientras que el camionero dormía, en el interior de su cabina, en un área de descanso situado a 90 kilómetros de la frontera. "Ás dez da noite, aparquei o camión e decidín quedar alí a durmir. Cando me erguín, revisei o precinto do remolque e vin que todo estaba en orde, tal e como saíra da fábrica onde carguei, e decidín seguir cara a fronteira", explica el camionero.

José Carlos Cudeiro continuó el viaje sin saber que en el remolque, además de varios palés de pan precocinado, iba una importante carga de inmigrantes africanos que se habían colado la noche anterior, sin él advertirlo, dentro del vehículo. "Ao chegar á entrada do Eurotúnel, para coller o tren, hai dous controis en Francia: un francés e outro británico. O control francés paseino sen problema, pero no control británico paráronme e, xa na terminal de embarque do tren, ordeáronme desprecintar o remolque, para o que tiven que cortar o cable de aceiro, e, ao abrir a porta, apareceron alí, entre os seis palés de pan que levaba, dezaoito inmigrantes eritreos, dos que cinco eran mulleres en avanzado estado de xestación", cuenta José Carlos Cudeiro, no dando crédito todavía a lo sucedido.

Los inmigrantes estaban escondidos entre los palés, tumbados en el suelo boca abajo. "Declarei que eu non me enterara de nada, como así foi, e négaseme a entrada no Reino Unido. Así que decidín volver á empresa cargadora, en Francia, para volver a cargar de novo, xa que algún palé quedou destrozado. Volvín e, aos dous días, pasou o do asalto, que foi moito peor", afirma José Carlos Cudeiro.

Este camionero lleva ya cerca de diez años cruzando la frontera entre Francia e Inglaterra y nunca vivió una situación así, pese a que hace meses que se ven inmigrantes acampados en las inmediaciones. "Sempre foi conflitivo, pero antes era algo minoritario e non trataban de meterse no camión. Agora actúan con máis violencia, á desesperada", dice.

Comentarios