Un manto ‘'verdiblanco'’ prueba la buena salud del Miño, con más de 130 especies protegidas

El ranúnculo acuático, conocido como ouca, evidencia ausencia de contaminación y cumple una función protectora. Los naturalistas reiteran que la playa fluvial destrozaría el cauce
El río Miño, cubierto de ranúnculo acuático
photo_camera El río Miño, cubierto de ranúnculo acuático

Grandes mantos ‘verdiblancos’ cubren el Miño en Lugo desde hace unas semanas en una estampa que llama la atención por su belleza y porque pocas veces es tan espectacular, al menos en esta época. Debido al precedente de la alga invasora azolla, la imagen del río provocó alarma en más de un ciudadano, pero esta vez la preocupación está injustificada. Lejos de ser un problema, la planta que en este momento tapa grandes trozos de río es una prueba de que el cauce goza de buena salud. Muy buena si se compara con otras zonas y otros ríos. «O Miño dende Nadela para riba é, xunto co tramo internacional, xa case na desembocadura, o treito de río con máis biodiversidade de Galicia. O que ten agora é o que ten que ter nesta época, só que este ano vese máis porque choveu pouco e o río leva pouca agua», explica el botánico Pablo Ramil, director del Instituto de Biodiversidade Agraria e Desenvolvemento Rural (Ibader).

La planta en cuestión es la Ranunculus petaltus, conocida como botón de oro flotante o, en gallego, ouca. Tiene dos clases de hojas, las que se sumergen en el agua, con muchos hilos, y las que nadan sobre la superficie, de forma redondeada, y pequeñas flores blancas. Su presencia indica buena calidad de las aguas y a la vez es garantía de que el río siga teniendo vida. Hace de filtro y refugio de especies, muchas de ellas protegidas o en peligro de extinción. Bajo ella crecen alevines de truchas y pez espinoso, entre otras especies.

El tramo urbano del Miño tiene un riquísimo y delicadísimo ecosistema -por algo forma parte de una Reserva de la Biosfera-, por lo que algunas de las actuaciones que varios partidos políticos plantean en su ribera pone los pelos de punta a naturalistas como Ramil.

La construcción de una playa fluvial, ya sea en la zona de Los Robles, como propone el BNG, o en A Tolda, apuesta del PP, sería según Ramil «a mellor forma de destrozar o río», que ni de lejos tiene capacidad para soportar una carga de población como la que sufriría, asegura. Para intuir lo que sucedería invita a mirar el Miño en Ourense. La ciudad de las burgas ha hecho del río un lugar de disfrute y refresco, pero «está todo morto», afirma Ramil.

«A moda das praias fluviais destrozou moitos ríos nos últimos vinte anos. É unha loucura seguir con estas propostas, cando ademais hai alternativas. Se queremos zonas de baño fagamos unhas piscinas», sugiere. Hay experiencias. En Cospeito, en vez de aprovechar el río, el Concello construyó piscinas al aire libre, instalaciones de agua fría que funcionan en verano y cuyo acceso es gratuito.

De la riqueza biológica del río en Lugo y de la amenaza que supondría cualquier actuación en él no solo advierte este especialista, también el Comité Español del Programa Hombre&Biosfera, el programa de Naciones Unidas que gestiona las reservas de la biosfera. Ya en 2011 emitió un informe en el que decía que el acondicionamento de una zona de baño público en la zona de Los Robles era «totalmente incompatible con los objetivos de conservación, al afectar de forma significativa y de manera permanente a un tramo fluvial que posee el estatus de espacio natural protegido y de espacio natural de la Red Natura».

Todo el tramo urbano del Miño está considerado hábitat de interés comunitario, lo que incluye el propio cauce, la vegetación herbácea asentada sobre los márgenes y el bosque de ribera. Pero la zona de Los Robles es una auténtica reserva natural. «Non hai outra cousa igual na Península», afirma Ramil. De hecho, en este lugar viven especies casi únicas en el mundo, como una de las pocas poblaciones silvestres de nenúfares amarillos y un tipo de helecho exclusivo del territorio gallego el Isoetes fluitans. Según el informe del Comité de Reservas de la Biosfera, hay exactamente 133 especies protegidas: 11 de flora, 5 de invertebrados, 3 de peces, 9 de anfibios, 7 de reptiles, 94 de aves y 14 de mamíferos. Y después están las comunes.

Algunas de las especies de mayor valor son el Unio pictorum (mejillón de río), un bivalvo catalogado como especie vulnerable en el Catálogo Gallego de Especies Amenazadas y la Luronium natans, una planta acuática que está considerada en peligro de extinción tanto en el catálogo gallego como en el español. Solo se encuentra en cinco lugares de España.

La protección de todas estas especies está regulada en legislaciones europea, nacional y gallega. En concreto, en la directiva 92/43/CEE, en la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad y en la Ley 9/2001 de Conservación da Natureza de Galicia. Sin embargo, cuando hace más de cuatro años la Diputación, que es la institución responsable de la gestión de la reserva Terras do Miño, contrató la instalación de pantalanes en Los Robles como una de las acciones para habilitar una zona de baño, lo hizo sin disponer de ningún tipo de autorización. Ni del órgano de gestión de la cuenca hidrográfica ni del órgano competente de conservación de la naturaleza. La estructura no llegó a instalarse, precisamente por las advertencias de ambos órganos y la dificultad de conseguir los permisos para una zona de tan alta protección.

Pero la construcción de una playa fluvial vuelve a estar de actualidad, porque forma parte del conjunto de propuestas que el BNG planteaba al PSOE en el marco de la negociación para formar parte del gobierno local durante los próximos años.

La Sociedad Gallega de Historia Natural también advirtió en su día de las graves consecuencias que esta intervención tendría en el río y su entorno. La zona de baño del Club Fluvial ya tuvo un gran impacto en su día. «Notouse moito o seu efecto. Perdeuse moita especie de ribeira e as augas están moi alteradas», explica Ramil. Del puente romano hacia abajo, la riqueza biológica es mucho menor, pero habilitar una zona de baño, como propone el PP en A Tolda, seguiría siendo un atraso, sostiene el botánico.

Compatibilizar conservación y desarrollo siempre es difícil y una de las razones suele ser la falta de conocimiento sobre el valor de los territorios, lamenta Ramil. Otro de esos datos para muchos desconocidos: uno de los ecosistemas arbóreos de mayor riqueza del territorio gallego -con más de 70 plantas vasculares y nativas en tramos de 100 metros- está en Terras do Miño.

«Como o Miño na zona dos Robles non hai outra cousa igual na Península», afirma Ramil en alusión a la riqueza biológica.

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