Besteiro pelea contra unos plazos que pueden hacer más daño que la acusación

En el mejor de los casos, tardará varios meses en obtener su desimputación en el caso Garañón
José Ramón Gómez Besteiro
photo_camera José Ramón Gómez Besteiro

Seguramente Javier  Sánchez-Vera Gómez-Trelles y Cándido Conde-Pumpido Varela no esperaban encontrarse tal día como hoy en esta situación cuando aceptaron la defensa de José Ramón Gómez Besteiro. Después de todo, uno no luce apellidos tan ilustres para acabar redactando recursos para un pequeño juzgado de provincias en pleno agosto, un mes inhábil para la práctica totalidad de trámites jurídicos.

Tampoco Gómez Besteiro, que en poco tiempo ha pasado de ilustrísimo a imputado y que hasta hace un mes se imaginaba un agosto de vacaciones pagadas por el Senado. Ahora, su situación política ha dado un giro radical y su futuro como líder del PSdeG y posible candidato socialista a la Xunta busca una salida del agujero negro que son los macrosumarios judiciales en Lugo, instrucciones con tanta fuerza que absorben cualquier sospecha que aparece en su órbita y no dejan salir a nadie.

Es probablemente la gran diferencia entre ellos y la otra protagonista de este enredo, la jueza Pilar de Lara: seguro que ella ya contaba desde hace tiempo con la posibilidad de una situación así, no será el primer agosto que se pasa en su juzgado ni parece que le importe demasiado. Cuando no se ha coincidido con esta magistrada ni se conoce su forma de dirigir sus instrucciones, es fácil cometer el error. Otros ya lo hicieron, dando por hecho que el proceso y los plazos legales los librarían de sus imputaciones a tiempo de conservar el poder o de acceder a él.

EL RECURSO. No era, por eso, muy difícil aventurar cómo sería la reacción de la jueza al recurso presentado por los dos aludidos letrados contra la imputación de Besteiro en el caso Garañón, un extenso y trabajado texto que cuestionaba de principio a fin toda la instrucción y pedía su nulidad en un tono bastante perentorio y agresivo para lo acostumbrado. El escrito hasta insinuaba una posible acción por prevaricación judicial, en un giro que seguramente sus autores consideraban definitivo.

Pilar de Lara no necesitó medio centenar de folios, en menos de diez y en forma de tres providencias marcó con claridad el terreno en el que se juega este partido. Con la primera, anuló el día anterior la declaración de Besteiro prevista para el día 31, y le cortó de raíz su estrategia de defensa. En esa comparecencia tenía pensado presentar todos los documentos bancarios que, según él, demostraban que se hicieron todos los pagos tanto de la compra de su piso como de las reformas, acabando así con los motivos que esgrimió la jueza para imputarle por cohecho, prevaricación, tráfico de influencias y delito contra la ordenación del territorio por la aprobación de las licencias para la urbanización de O Garañón.

Esta decisión de aplazar su testimonio incluía además otra mala noticia: era sin fecha, y en ningún caso antes de escuchar al abogado del promotor, citado como imputado para el 16 de septiembre. Una patada a seguir que, de entrada, alarga los plazos al menos en un par de meses.

Con la segunda de las otras dos providencias, la instructora del caso Garañón terminaba de ajustar las cuentas con Besteiro por las críticas públicas contra ella que está aireando el político socialista: «A la vista de las manifestaciones públicas realizadas por el señor Besteiro, recogidas en varios medios de comunicación», escribe De Lara, que en el plazo de cinco días «aporte en el juzgado la citada documentación». Dado que en ese mismo escrito informaba de que había recibido en el juzgado la información pedida al respecto a la Agencia Tributaria y a los bancos, la instructora sabrá de inmediato si los documentos de Besteiro coinciden con los oficiales.

La tercera de la providencias, escrita y comunicada el mismo 31 de julio, es un mensaje a los abogados defensores, los de los apellidos compuestos: su escrito de recurso está tan mal hecho y fundamentado, les viene a decir, que están poniendo en peligro el derecho a la defensa de su propio defendido. Por ello, en un tono al menos tan condescendiente como está redactado el propio recurso, les da cinco días para rehacerlo de arriba a abajo, desglosarlo en once recursos individuales y argumentar cada uno de ellos por separado. «Y todo ello bajo apercibimiento de que en otro caso se procederá a su inadmisión», remata el documento.

LA GUERRA DE LOS PLAZOS. Y es aquí donde reside la clave del asunto, que en el caso de Gómez Besteiro, convencido de su inocencia, se sitúa en los plazos en los que sea reconocida: de ellos y del manejo que quiera hacer la jueza, y tiene un margen extraordinariamente amplio, dependerá de si llega a tiempo de aspirar a la presidencia de la Xunta el próximo año, y más teniendo en cuenta que antes el PSdeG deberá convocar unas primarias.

Lo primero que hay que saber es que se trata de una instrucción que desde que fue abierta, en 2009, hasta ahora no ha avanzado sino a trompicones, con increíbles giros procesales que la han llevado de unas juezas a otras, con decisiones controvertidas denunciadas por la Fiscalía y anuladas por la Audiencia, que a la vez confirmaba efectos de esas mismas decisiones, con sentencias previas en los tribunales contenciosos administrativos e incluso en el TSXG, flecos pendientes en este mismo tribunal, investigaciones en base a escritos anónimos, informes periciales contradictorios y decenas de peculiaridades procesales más. Son seis años de vicisitudes que han convertido la denuncia primera de una incisiva asociación vecinal contra un edificio en un procedimiento en el que se cuestiona la ordenación al completo de toda una zona que lleva construida lustros, puntos enteros de los planes urbanísticos pasados y actuales y el trabajo al completo de todos los servicios de urbanismo, arquitectura y licencias del Concello. Y ahora, de guinda, el liderazgo del PsdeG en Galicia.

Es en estas circunstancias en las que José Ramón Gómez Besteiro se juega su futuro político. Ni siquiera asumiendo que al final, como él defiende, se reconozca su inocencia y se archiven las acusaciones puede darse por seguro que dicho archivo llegue a tiempo para despejar su horizonte. No hay sino recordar el momento en que llegó su imputación, tres años después de que surgiesen las primeras sospechas y justo cuando se debatía su designación como senador autonómico, lo que hubiera llevado al Tribunal Supremo cualquier actuación judicial contra él.

Pero ahora Besteiro está en una instrucción dirigida por Pilar de Lara, que ya ha demostrado suficientemente a lo largo de los años que no conoce la palabra desimputación. Y que no tiene ninguna prisa por cerrar sus macrosumarios mientras quede una sola sospecha activa. Sirva como ejemplo señalar que estos días acaba de comunicar la prolongación por un mes del secreto que todavía mantiene sobre una parte del caso Carioca, que comenzó en 2008.

LAS OPCIONES. Así que, asumiendo como premisa que puede probar su inocencia, porque de lo contrario no tendría sentido hablar de su futuro, se puede afirmar sin demasiado riesgo que la vía por la que más rápido podría llegar la desimputación de Besteiro sería por una decisión de la Audiencia Provincial. Pero hasta en ese caso podrían pasar meses y meses.

Se trata de una simple cuestión procesal, de plazos. De entrada, ya es agosto, mes inhábil para la mayor parte de trámites -no en una instrucción penal-, y su declaración no se programará hasta después del 16 de septiembre, siendo siempre potestad de la jueza establecer la fecha. Hay que tener en cuenta además que se trata de una investigación que lleva De Lara pero pertenece al juzgado de instrucción 2, cuya titular se abstuvo porque se consideraba contaminada al haber apoyado una protesta contra O Garañón. Es decir, que dependerá en su avance del trabajo que acumule con el resto de sus macroinstrucciones, como la Pokemon, la Carioca, la Cóndor o la Pulpo.

Por otro lado, y una vez que los abogados reelaboren el escrito del recurso y lo vuelvan a presentar, aún se abrirán los plazos para tomar una decisión. Unos plazos que quedan en buena medida al criterio del juez, que ve amparado cualquier posible retraso en la acumulación de trabajo y las posibilidades materiales. Otro ejemplo: hay recursos en otros asuntos de De Lara que llevan más de cuatro meses esperando respuesta. Es de prever que los letrados de Besteiro sean más insistentes, pero dependerán de cualquier manera de la voluntad judicial.

En respuesta al recurso, puede decidir admitirlo a trámite o no. Si no lo admite, tiene que comunicarlo a la parte para que esta pueda recurrir a la Audiencia Provincial. Pero en este supuesto, la Audiencia solo podría pronunciarse sobre la inadmisión, no sobre el fondo, con lo que aunque les diera la razón a los letrados el único efecto es que el recurso volvería al juzgado, habrían pasado un par de meses y estarían en el punto de salida.

En ese caso, o directamente si admite a trámite el recurso en el primer intento, la jueza todavía tendría que dar traslado del mismo a todas las partes y a la Fiscalía para que se pronunciasen al respecto. Estos sí tienen un plazo máximo, de tres días una vez recibida la comunicación, para responder. Luego la magistrada debe tomar la decisión de aceptar el recurso o no. Puede descartarse la opción de que Pilar de Lara acepte que toda la instrucción que ha realizado desde 2009 es nula y desimpute a Besteiro. Lo más normal, por tanto, es que se rechace y se dé traslado del mismo a la Audiencia Provincial. Para llegar a este momento habrán pasado semanas, si no meses.

EN LA AUDIENCIA. En ese punto, una vez rechazado el recurso, se le ha de comunicar al recurrente por si este quiere aportar algo más, con lo que siguen corriendo los días, antes de dar traslado definitivo a la Audiencia Provincial. Una vez que esta se hace cargo, no es extraño, dado el trabajo acumulado, que se demore un par de meses o tres en dar respuesta. Podría ser antes, sí, pero para ello seguramente tendría que saltarse un par de montones de decisiones pendientes.

Este es, en definitiva, el agujero negro en el que se encuentra José Ramón Gómez Besteiro. Si consigue escapar de su fuerza de gravedad a tiempo de tapar las grietas abiertas en su liderazgo en el PsdeG, habrá sido el único político que lo consigue en Lugo sin ayuda de tribunales externos. El desafío no hecho más que comenzar.

Futuro en el aire Besteiro se juega su futuro político. Ni aunque pruebe su inocencia se puede asegurar que el archivo llegue a tiempo Pruebas El socialista quiere llevar al juzgado los documentos de los pagos de su casa. La jueza ya tiene los oficiales de Hacienda y los bancos

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