La obra de la fábrica de la luz se para tras los "enormes" daños causados al Miño

El director del Ibader, Pablo Ramil, ve el estudio de impacto ambiental "cheo de erros"
Las máquinas no trabajaron ayer en la construcción de la ataguía.
photo_camera Las máquinas no trabajaron ayer en la construcción de la ataguía.

La segunda orden de paralización de la obra de un dique en el entorno de la fábrica de la luz ha surtido efecto e Inca, la empresa adjudicataria de la explotación, la detuvo ayer, un día después de lo que le exigió inicialmente la Confederación Hidrográfica. En esa jornada en la que hizo caso omiso a los requerimientos, la firma consiguió avanzar sustancialmente en la ataguía (elemento para encauzar el agua y permitir el trabajo en seco), que hizo a una distancia de 150 metros donde se lo exigía el proyecto.

Los trabajos han modificado de forma evidente el paisaje en la zona y sus consecuencias van mucho más allá. El profesor de Botánica de la USC y director del Ibader, Pablo Ramil, denunció ayer que los daños son «enormes». Considera el hecho de que se haya autorizado la obra de la fábrica de la luz «unha aberración contra o medio ambiente», que ha logrado retrotraer a Lugo cien años atrás.

Ramil estima que los trabajos fueron una equivocación desde su misma concepción y que se sumaron, capa a capa, nuevos errores. El mero hecho de considerar poner en marcha unas instalaciones que llevaban tantos años paradas como las de la fábrica de la luz sería el primero.

Además denuncia que el estudio de impacto ambiental está «cheo de erros» y se extraña de que una Administración lo admita para dar autorización a unos trabajos de esa envergadura. Echa en falta en el documento algunas especies presentes en la ribera del Miño.

En concreto, cita la ‘Nymphoides peltata’, que goza de protección especial porque está en peligro de extinción, según el Catálogo Gallego de Especies Amenazadas. Aunque en el estudio se advierte de que cabe la posibilidad de que en la zona de las obras se pueda encontrar esa planta acuática perenne, el promotor apunta en ese mismo documento que «en las prospecciones realizadas por especialistas de botánica no se ha podido constatar su presencia en el ámbito de influencia del proyecto».

Ramil discrepa. «Esa planta leva ahí polo menos hai 15 anos e estaba hai dous meses», asegura el profesor de Botánica.

Por último, denuncia que, pese a que obras de esas características deberían hacerse en verano, con el río bajo, se ha permitido empezarlas ahora. «Como chova, toda esa terra que hai acumulada na ataguía acabará en Portomarín», sentencia.

Para el director del Ibader resulta «inexplicable» que una obra así se haya materializado «en pleno siglo XXI».

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