Lugo blinda el Camino

Las fuerzas de seguridad han incrementado su vigilancia en la provincia por el peligro de un atentado del terrorismo yihadista, que tendría el Camino de Santiago como un objetivo muy apetecible

Las fuerzas y cuerpos de seguridad en Lugo están desde el pasado mes de junio, como el resto del país, en alerta 4, el nivel más alto decretado en España desde los atentados del 11-M. El cuatro implica un nivel de riesgo alto de atentado en una escala cuyo máximo es el 5. Eso mplica un refuerzo considerable de las medidas de vigilancia y protección, aunque en el caso de la provincia sean simplemente para reducir todavía más las ya muy bajas probabilidades de un ataque del terrorismo islamista en un territorio sin objetivos de gran interés para el yihadismo.

Y esa es, de hecho, la primera y fundamental conclusión que se extrae de los datos aportados por equipos de Información de la Guardia Civil y la Policía Nacional en Lugo, una conclusión que se extrae no de un simple mensaje oficial para tranquilizar a los ciudadanos, sino del análisis frío y profesional de esos datos: los posibles objetivos carecen de atractivo, la población musulmana asentada en la provincia está muy integrada y no muestra indicios de radicalización y la repercusión de un posible ataque aleatorio en la zona, aunque fuera de un 'lobo solitario', sería nimia en comparación con un atentado cualquiera en cualquier gran capital. Por si fuera poco, y aunque pueda parecer paradójico, sería más sencillo para las fuerzas del orden detectar un posible riesgo en una ciudad como Lugo que en lugares con más población, porque aunque los medios policiales sean menos los elementos a controlar son muy pocos y sus actividades resultarían más llamativas.

Todo lo anterior no evita, sin embargo, que exista una posibilidad, y más dada la tipología del terrorismo de origen islamista. Es precisamente por eso por lo que se han reforzado todos los controles, sobre todo en aquellos lugares e infraestructuras consideradas claves. En el caso de Lugo abarca las ya establecidas hace muchos años con motivo de la actividad de Eta, que incluyen las estaciones de autobuses y trenes, antenas de comunicación y los embalses de Belesar y Os Peares. A estas se han añadido la muralla, por su carácter de monumento de la Humanidad, y las catedrales de Lugo y Mondoñedo. Ni siquiera se percibe un peligro mayor en lugares que, para un profano, pudieran figurar en la lista, como la planta de Alcoa o los puertos del norte de la provincia.

Estos objetivos, evidentemente, se amplían exponencialmente en el mapa gallego, que incluye infraestructuras como la central de As Pontes o la planta de Repsol en A Coruña, o la gran estrella de Galicia: la catedral del Santiago Matamoros, símbolo mayor de la religión católica, núcleo de la identidad europea y destino de viajeros de todo el mundo.

EL CAMINO, EL OBJETIVO. Y, junto a ella, el objetivo que se sitúa ahora a mucha distancia como auténtica preocupación de las autoridades, incluidas, esta vez sí, las de Lugo: el Camino de Santiago.

El mayor refuerzo de la vigilancia y las medidas de seguridad se está dando en estas rutas, contando además con varias complicaciones añadidas. Por un lado, se trata de miles de kilómetros de carreras y sendas que atraviesan el país, con variados puntos de partida. Y, por otro, la alta vulnerabilidad del Camino por la propia configuración del fenómeno.

Una de las personas con alta responsabilidad en la seguridad en la provincia lo explica con un ejemplo: "El asesinato de la peregrina estadounidense en León provocó una bajada muy seria de peregrinos. Se debe a que todo lo referido al Camino se mueve en las redes sociales, hay webs y grupos que son una referencia para personas de todo el mundo que vienen a hacer el Camino y que están permanentemente interconectadas. Por ejemplo, detectamos un gran impacto de ese asesinato en EE UU, China o Japón. Y hablamos de un simple crimen individual en una ruta tenida por muy segura en todo el mundo".

Se trata sencillamente de hacer el simple ejercicio de valorar el impacto que podría tener un ataque yihadista en cualquier punto de las rutas, un pequeño artefacto explosivo o un tiroteo de un 'lobo solitario' en un albergue escogido al azar, aunque estuviera vacío en ese momento. Lo que da también la idea de la dificultad de reducir a cero el riesgo de un acto similar.

Es por eso que los cuerpos de seguridad del Estado, contando también en ciertos momentos con la discreta colaboración del Ejército, han reforzado su presencia en el Camino, también en Lugo. Por otro lado, se están mejorando los sistemas de vigilancia basados en el intercambio rápido y fiable de información, que es la base en la lucha contra el terrorismo de raíz islamista. Los responsables de todos los albergues ya tienen la obligación —al igual que todos los alojamientos privados— de anotar los datos de identificación de todos los usuarios y de trasladarlos de inmediato a las fuerzas del orden. Una de las posibles vías de fuga que podía haber ya se está taponando: algunos albergues carecían de conexión a internet, por lo que esas identificaciones se tenían que llevar en mano a los cuarteles correspondientes de la Guardia Civil para que fueran procesados, lo que implicaba un retraso de varios días; en su nuevo plan para el Camino, la Xunta ya incluye la instalación de internet en esos albergues para que la comunicación sea inmediata.

Y es que la batalla auténtica, la primera línea de combate contra estos terroristas, está en internet y en las redes sociales, instrumentos que los yihadistas han convertido en la mejor de sus armas, que utilizan con gran eficacia en tres ámbitos fundamentales: la financiación, la organización y la captación. Esta batalla, según explicaron a este diario agentes de Información en Lugo, es global se desarrolla en las unidades centrales antiterroristas de los diferentes cuerpos, dado que en Lugo tampoco se cuenta con los medios y los hombres especializados necesarios para ir más allá de unos rastreos más o menos metódicos en algunos foros y webs.

MEDIOS POLICIALES. La Policía Nacional cuenta en la ciudad con una unidad de Información formada por un inspector principal, un inspector y cuatro agentes. No disponen, sin embargo, de medios informáticos específicos ni una especialización en su formación. Su trabajo se centra en el contacto y los seguimientos de la actividad de la población musulmana y de los tres centros de oración que hay en la ciudad.

Una población que, en opinión de las fuentes aludidas, no cuenta con elementos especialmente problemáticos o sospechosos de una radicalización que pueda derivar en comportamientos violentos. Muy al contrario, suelen encontrar entre sus miembros, incluidos sus líderes religiosos, una colaboración amplia. Ninguno de esos líderes exhibe, por otro lado, una interpretación del islam que empuje a la yihad. Otras fuentes indicaron que sí hubo hace un tiempo uno de estos líderes religiosos con tendencias más exaltadas, pero hace bastante que se mudó a otra localidad gallega, fuera de la provincia. Se trata, por tanto, de unos ciudadanos bastante integrados y pacíficos que hasta el momento no han supuesto ningún riesgo.

Sí cuentan con más medios, y más experiencia, los agentes de Información de la Guardia Civil, unidad en la que hay destinados permanentemente al menos diez guardias. Estos cuentan con una ventaja, siempre según fuentes de los propios cuerpos de seguridad: la experiencia acumulada en la lucha contra el terrorismo independentista, que la Guardia Civil siempre lideró en Galicia. Es información, no obstante, que se comparte con el resto de cuerpos policiales y de inteligencia.

Más allá de que en ambos casos esos medios y efectivos se puedan ampliar en función de las circunstancias, todo apunta a que de momento son suficientes como para que los lucenses puedan estar relativamente tranquilos incluso bajo una alerta 4.

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