La Vía Láctea une Japón y Lugo en el campus

Ocho estudiantes nipones se forman en Humanidades al amparo de un programa europeo
Siete de los ocho alumnos japoneses, en la facultad de Humanidades
photo_camera Siete de los ocho alumnos japoneses, en la facultad de Humanidades

Para Izuho, Tmaki, Momoko, Takumi, Moe, Soyoka y Sakiko, Lugo ha sido su puerta de entrada a la cultura europea. Procedentes de las universidades japonesas de Kanazawa y Aichi Prefectural, son siete de los ocho estudiantes que participan en el programa Vía Láctea, una iniciativa que pretende crear vínculos académicos entre Europa y Asia en el campo de las Humanidades. Estos ocho alumnos nipones pasarán cinco meses en la Península Ibérica, repartidos entre la facultad de Humanidades del campus lucense y la Universidad do Minho, en Braga (Portugal).

Llevan un mes aquí y sus primeras impresiones confirman algún tópico acerca de la cultura española. "Aquí hay muchas fiestas", es lo primero que remarcan cuando se les pregunta por las diferencias con su país. Cuentan que ya han ido a varias y aún les quedaba por conocer la de A Carballeira, este miércoles por la tarde, de la que habían oído hablar. Otros aspectos que les llaman la atención es que todo es más barato y que las tiendas no abren los domingos. También les encantan las tapas: "Las voy a echar mucho de menos", dice Momoko.

Sus ciudades de procedencia, explican, son "más modernas" que Lugo. "Tienen tren y hay muchos transportes públicos", dicen a modo de ejemplo.

También el mundo universitario es distinto. "En Japón tenemos que estudiar asignaturas que no nos interesan, como religión, pero aquí estudiamos lo que nos gusta", cuenta Izuho. Además, las clases son más participativas: "Muchos alumnos aquí dan su opinión» y los profesores «contestan muy amablemente cualquier pregunta". La distancia entre profesor y alumno, aseguran, es en la facultad lucense mucho menor que en sus universidades de origen.

La distribución del curso universitario tampoco tiene nada que ver entre los dos países. En Japón, las clases comienza en abril y el primer cuatrimestre se extiende hasta finales de julio; agosto es mes de vacaciones de verano. La actividad se retoma en septiembre y continúa hasta las vacaciones de invierno, en diciembre. El último tramo académico va de enero a marzo, cuando termina el curso universitario.

TITULACIONES. No todos cursan la misma titulación, algunos estudian Relaciones Internacionales, otros Inglés o Español, pero en Lugo asisten a las mismas materias. Además de ir a clases intensivas de español en el Centro de Linguas Modernas, estudian Historia del Arte, Cibercultura y redes sociales, Discurso Interartístico y Pragmática y comunicación intercultural. La enseñanza se desarrolla en español, una lengua en la que ya se habían iniciado antes de venir, pero en Portugal estudiarán en inglés. Por el camino también van cogiendo algunas palabras de gallego: "Por exemplo, Xapón, riquiño...", recitan.

En la prefectura de Aichi, sede de Toyota, el español se oye con cierta frecuencia, pues en las fábricas de automoción hay colonias importantes de trabajadores peruanos y bolivianos. Sin embargo, los estudiantes japoneses no lo estudian hasta entrar en la universidad, mientras que el inglés se introduce en la enseñanza secundaria, cuando cuentan 13 años. Sin embargo, cuenta Moe, "mucha gente en Japón no habla inglés, cuesta mucho porque se enseña mucha gramática, pero no se enseña a hablar".

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