Tiempo de play off, tiempo de Pazo

Yo no faltaré este viernes en el templo breoganista y sé que tú tampoco faltarás
Lisardo Gómez
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Tiempo de play offs, tiempo de pasión, tiempo de Pazo.

Son muchos los play offs que llevo a mis espaldas, tanto como espectador como en el banquillo.

Como espectador, viví experiencias inolvidables. A pesar de tener tan solo 13 años sufrí, como miles de breoganistas, el injusto destierro de Riazor, pero esa experiencia es una de esas que marcan en uno un ADN celeste imborrable de por vida.

Este viernes, en la edición impresa, les ofrecemos un suplemento de 32 páginas sobre el playoff ►Escriben: Lisardo Gómez, Devin Wright, Álex Llorca, José Luis Llorente y Antonio Seral

También viví un largo viaje a Girona a presenciar un partido, que a pesar de que todos sabíamos el resultado, no quisimos dejar solo a nuestro equipo.

Todas estas derrotas fueron compensadas con creces en aquel apoteósico último ascenso vivido en el Pazo, en el cual recuerdo especialmente aquel silencio sepulcral en aquellos dos tiros libres que precedieron al estallido de júbilo final.

En el banquillo, tanto de ayudante como de entrenador jefe, también he vivido de todo.

Muchas eliminatorias en las cuales estuvimos arropados de forma masiva fuera de casa por nuestra fiel e incansable afición. En el recuerdo las increíbles mareas celestes a la final four de Cáceres, a León, a Santiago, a Burgos, a Palencia, a Valladolid y a Ourense, en las cuales, esta afición demostró el porqué se merece estar en una categoría superior a la que estamos.

Pero si hay algo especial en tiempo de play off, eso es el Pazo.

Como aficionado viví con pasión estas experiencias pero como entrenador, al menos en mi caso, esas sensaciones y emociones se multiplican hasta límites incalculables al estar dirigiendo al equipo de mi ciudad y de mi vida.

Tengo grabados en mi memoria momentos imborrables: la canasta ganadora de James Feldeine, los aplausos de un público puesto en pie ovacionando a un equipo que, lastrado por cinco lesionados, se había vaciado hasta la extenuación ante un rodillo llamado Burgos, la canasta ganadora de Dani López en, posiblemente, el partido que más me emocionó como técnico breoganista y esa antológica final del año pasado en la que el breoganismo y el Pazo demostraron que están más vivos que nunca.

Los play off en el Pazo son algo especiales, algo mágicos.

Este viernes será la primera vez en 9 años que estaré sentado en la grada del Pazo y no en el banquillo del Breo.

Será algo extraño y doloroso debido a la causa de esa ausencia, pero a pesar de las circunstancias, yo no faltaré este viernes en el templo breoganista y sé que tú tampoco faltarás.

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