La Casa do Mel de As Pontes se solidariza con los apicultores que perdieron sus colmenas por la velutina

Con motivo del Día da Abella, la entidad, que critica la falta de ayudas por parte de la Administración, donó enjambres a sus socios
Entrega de los núcleos en la Casa do Mel.
photo_camera Entrega de los núcleos en la Casa do Mel.

La Casa do Mel de As Pontes celebró el Día da Abella con un acto solidario en el que donaron núcleos a los apicultores que perdieron sus colmenas el año pasado debido al ataque de la avispa velutina, un problema en aumento para el que, critican, no tienen apoyo de las administraciones.

«Estamos asustadísimos. La situación va a peor y en las trampas están cayendo muchas en lugares donde antes no llegara la velutina. En As Pontes aún retiramos hace poco un nido primario en Ribadeume», explica Manuel Ferreira, responsable de una entidad que lleva años alertando de la situación.

«En asamblea se aprobó ser un poco solidarios e hicimos publicidad de la iniciativa y hubo otros apicultores de Galicia que se brindaron también a donar enjambres», explica Manuel, que indica que este domingo se entregaron dos núcleos a socios de Ourol, Valdoviño, A Capela y Neda, además de un obsequio a una vecina de Ribadeume que ya descubrió seis nidos de velutina para «incentivar que la gente colabore» y que los socios apicultores «no se vean en la obligación de abandonar las colmenas por no tener abejas».

«Por parte de la Administración escuchas muchas cosas que van a hacer, pero al final no veo nada. En algún concello entregaron al menos equipamiento para luchar contra la velutina, pero a nosotros nada», dice el presidente de Aga Eume, que recuerda que en la Casa do Mel hay un grupo de investigadores y trabajadores tratando de buscar soluciones para frenar el avance de la avispa asiática.

PROYECTOS. «Vamos a trabajar con un adiestrador de perros para encontrar nidos y seguimos probando con dardos con productos para tratar de eliminarlos. Se está probando con un dron para lanzarlos, con arco y con pistolas de aire comprimido», dice Manuel, que recuerda que ellos tienen «voluntad, pero falta financiación».

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