La sangre y el ADN no son concluyentes contra el acusado de asesinar a Tatiana Vázquez

Los resultados confirmarían que los restos encontrados en una toalla proceden del flujo menstrual de la víctima. El juez, con el apoyo de la Fiscalía, deniega la puesta en libertad del senegalés Ibrahim Ndiaye, principal sospechoso
Ibrahim Ndiaye es conducido a prisión
photo_camera Ibrahim Ndiaye es conducido a prisión

Los resultados parciales de las pruebas de sangre y de ADN que se han recibido hasta ahora en relación con el salvaje apuñalamiento de la joven Tatiana Vázquez no son determinantes respecto de la culpabilidad del hasta ahora único sospechoso, el senegalés Ibrahim Ndiaye, según informaron a este diario fuentes próximas a la investigación. Muy al contrario, alguna de las que ya obran en poder de los investigadores confirmarían parte de la versión que el acusado dio en su momento.

No obstante, las sospechas contra él se mantienen con la misma firmeza que cuando fue ordenada su detención y posterior encarcelamiento, ya que el juez instructor y la Fiscalía han rechazado la puesta en libertad provisional del exnovio de la joven asesinada, en una causa que se mantiene bajo secreto de sumario.

Ibrahim Ndiaye fue enviado a prisión el pasado 13 de abril, después de haber sido detenido el 10, un día después de que apareciera el cuerpo de Tatiana Vázquez, de 24 años. El cadáver fue encontrado en su coche, aparcado en una calle sin urbanizar en Sanfiz. El cuerpo presentaba más de cincuenta puñaladas y desde el principio todos los indicios apuntaban a su pareja, un senegalés con el que mantenía una relación desde hacía varios años.

El sospechoso reconoció desde el primer momento que la noche del crimen se había visto con la víctima en la habitación de la pensión donde vivía, como supuestamente hacía la mayoría de las noches después de que ella saliera del establecimiento de hostelería donde trabajaba. Según dijo, salieron luego en el coche de ella hasta una tienda 24 horas para comprar comida, y luego ella lo dejó en las cercanías de la pensión. Apenas cinco horas después, aparecía muerta en su coche.

El mismo día de la detención de Ndiaye se registró la habitación de la pensión, donde fue hallada una toalla con restos de sangre. En ese momento, el acusado reconoció que era sangre de Tatiana, pero que se debía a que ella tenía la menstruación y se había secado con la toalla.

Según indicaron este lunes diversas fuentes a este diario, entre los resultados de los análisis que ya llegaron se encuentran los de estos restos, y en principio confirmarían que se trata de sangre proveniente de la menstruación, en base al análisis de las células epiteriales contenidas en las muestras.

Los investigadores contarían además con resultados parciales de los análisis de ADN que se ordenaron, y que tampoco serían concluyentes respecto de la culpabilidad del sospechoso. El principal de estos restos parece ser una colilla de un cigarro de características muy particulares hallado en el exterior del coche donde apareció el cuerpo, lo que permitiría situar al autor en el lugar del crimen. No se ha podido confirmar, sin embargo, si las pruebas recibidas se refieren a este extremo.

En cualquier caso, ni el juez instructor, Sergio Orduña, ni la Fiscalía han considerado que los resultados conocidos hasta ahora sean decisivos para variar la situación del único sospechoso. El abogado de este, César Lodos, que ha recurrido la negativa ante la Audiencia Provincial, solicitó la pasada semana su puesta en libertad, después de que se cumpliera más de un mes sin haber conocido pruebas decisivas sobre la incriminación de su cliente. En su escrito, el letrado defendía que había otras medidas menos lesivas que la prisión, entre ellas que se pusiera a Ndiaye una pulsera localizadora y que se le obligara a firmar dos veces al día en el juzgado, una por la mañana y otra por la tarde.

Sin embargo, el juez ha rechazado concederle la libertad provisional, alegando que existe riesgo de fuga, que podría destruir pruebas y que incluso existe riesgo de reiteración delictiva. El fiscal, por su parte, resuelve su posición en apenas un párrafo, considerando que no hay circunstancias nuevas que modifiquen las existentes cuando fue enviado a la cárcel.

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