Extranjería solicita que el senegalés sea expulsado de España

Las colillas halladas junto al coche de Tatiana Vázquez no son de ella ni del sospechoso

Son cigarrillos liados con el mismo papel que usaban, pero el ADN de dos de ellas es de otra mujer y el de la tercera, de otro hombre ► El cadáver presentaba decenas de heridas defensivas, pero no se han hallado restos de ADN de otras personas bajo sus uñas
Un operario desbroza el lugar del crimen en busca del arma
photo_camera Un operario desbroza el lugar del crimen en busca del arma

Una de las principales bazas en las que confiaban los investigadores para apuntalar su acusación contra Ibrahim Ndiaye por el asesinato de Tatiana Vázquez también se ha venido abajo, según los informes aportados al sumario. Se trataba de tres colillas recogidas al pie del coche en el que apareció acuchillada la joven el pasado 9 de abril, en una calle desierta de Sanfiz. Las colillas eran de cigarrillos liados con un papel y de un modo similar al que fumaban a veces tanto la víctima como el sospechoso, que mantenían una relación sentimental. Los agentes esperaban hallar el ADN del senegalés en alguna de ellas, lo que situaría al hombre en la escena del crimen, pero las pruebas determinan que ninguna de ellas tiene restos ni de él ni de Tatiana: dos de ellas tienen ADN de otra mujer y la tercera, de otro hombre.

De hecho, la Policía considera ahora irrelevantes estas pruebas al considerar que pudieron ser de simples paseantes, un opinión contraria a la del abogado de Ibrahim Ndiaye, César Lodos, que reclamó que se siga investigando porque esas colillas podrían significar la implicación en el asunto de otra mujer.

Los resultados de estos análisis se añaden a los ya conocidos sobre el estudio de las imágenes de las cámaras de tráfico y de seguridad que grabaron el recorrido de la chica aquella noche, en las que aparece con quien podría ser su asesino pero en las que nadie puede ser reconocido por su pésima calidad.

También los análisis de la toalla con sangre hallada en la pensión donde la pareja se veía confirmaron la coartada que dio desde el primer momento el senegalés. La muestra de sangre recogida en la bañera de la habitación también ha resultado pertenecer al sospechoso, y una tercera localizada entre las rendijas de las baldosas del suelo del baño ni siquiera tenía restos suficientes como para ser analizados.

Otra puerta a pruebas concluyentes que parece haberse cerrado es el cotejo de las muestras de sangre y ADN sacadas de las uñas de Tatiana. La brutalidad del crimen y las decenas de heridas defensivas que presentaba en las manos y brazos hizo confiar en que, en su lucha por sobrevivir, hubiera podido arañar o agarrar de algún modo al asesino, dejando restos. Pero los análisis recibidos hasta el momento parecen apuntar a que bajo las uñas de Tatiana solo había su propia sangre.

No obstante, faltan por recibirse los resultados de un buen número de pruebas encargadas, que en cualquier momento podrían dar un vuelco a la investigación.

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