El Banco de Tapones de Lugo traslada su sede al centro comercial Abella

La entidad solidaria, centrada sobre todo en la ayuda a niños, tendrá espacio en el complejo para que los lucenses dejen las tapas
Voluntarios en una campaña de selección de tapones
photo_camera Voluntarios en una campaña de selección de tapones

El Banco de Tapones de Lugo traslada su sede al centro comercial Abella. El traslado hará que sea muy cómodo para los lucenses hacer cualquier donación de tapones, ya que el centro comercial ha dejado un espacio en el parking para que los ciudadanos puedan dejar las bolsas con las tapas. Además, han colocado un contenedor al lado de la puerta para poder dejar bolsas. 

Con el traslado el proceso que realizan los voluntarios de selección de los tapones donados será más cómodo también, ya que el centro ha prestado también un espacio para que se pueda hacer la selección, un proceso necesario y que ayuda a sacar rentabilidad con fines solidarios a un producto de desecho. 

Ese tarea, por otra parte, se verá también facilitada por el hecho de que E-leclerc ofrece una carretilla elevadora para poder subir las sacas de tapones, que pesan alrededor de 200 kilos, al camión. 

Esa ayuda favorecerá un trabajo solidario que se puso en marcha a través de la colaboración de El Progreso, la Diputación, la Asociación Española contra el Cáncer, Aspnais, el Colegio Oficial de Farmacéuticos y varias empresas que apostaron por dedicar parte de sus recursos a colaborar en la acción social. 

La participación de entidades y empresas permitió poner en marcha en Lugo un proyecto ‘Los tapones dan vida y benefician al medio ambiente’, que supuso iniciar en Lugo campañas masivas de recogida de tapones con fines solidarios. 

El primer objetivo del banco fue prestar ayuda a familias de menores que necesitaban apoyo para prestar a los menores tratamientos médicos muy especializados y habitualmente muy costosos. Mediante esa vía se pudo ayudar a niños que necesitaban asistencia o apoyo para que sus familias pudieran sufragar tratamientos o prótesis imprescindibles para que la calidad de vida de los menores mejorara. 

Los lucenses se volcaron en las campañas para ayudar a esos pequeños, algo que se logró con un gestos tan simple como el de coger el hábito de guardar los tapones plásticos de los envases. Con ese hábito, además de a proyectos solidarios, los colaboradores descubrieron otra forma de ayudar al medio ambiente mediante el reciclaje. 

Los fondos reunidos por el Banco de Tapones llegaron también a otros fines solidarios, como el de contribuir a pagar el servicio de comedor escolares de niños lucenses cuyas familias carecen de recursos.

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