Desvalijan varios pisos de un edificio de A Piringalla en ausencia de sus dueños

Los delincuentes entraron en las viviendas durante el fin de semana, cuando estaban vacías, y se llevaron dinero, joyas y artículos tecnológicos. Las puertas no tenían daños, por lo que la Policía sospecha que usaron el ‘'bumping’'
La calle Manuel María, donde actuaron los ladrones el pasado fin de semana
photo_camera La calle Manuel María, donde actuaron los ladrones el pasado fin de semana

Varios pisos de un inmueble de la calle Manuel María, en el barrio de A Piringalla, fueron desvalijados durante el pasado fin de semana, cuando estaban vacíos. Los delincuentes aprovecharon la circunstancia de que sus propietarios se encontraban fuera de la capital para entrar en los pisos y campar a sus anchas, en busca de dinero en efectivo o de algún artículo de valor.

Algunos de los afectados se dieron cuenta de lo sucedido el domingo por la tarde, cuando regresaron de pasar el fin de semana fuera de la ciudad. Las víctimas explicaron que los cacos revolvieron totalmente las viviendas y se llevaron dinero, joyas y artículos tecnológicos.

En uno de los domicilios, tal y como consta en la denuncia presentada ante la Policía Nacional, los ladrones sustrajeron numerosas joyas de oro, entre las que había cadenas, sortijas, pendientes, y una cruz. Además, se llevaron una tablet y una cámara de video. Algunos afectados aún no habían denunciado este martes los hechos oficialmente en comisaría, ya que todavía están revisando sus pertenencias para comprobar el alcance del robo.

Además, los vecinos creen que los cacos pudieron entrar en pisos que continúan vacíos, ya que sus dueños se marcharon de vacaciones y aún no regresaron. Los residentes llegaron a esta conclusión tras observar que algunas puertas presentan rayazos sospechosos en la zona de la cerradura. Tal y como explicaron los dueños de las viviendas en las que se cometieron los robos, las cerraduras no estaban forzadas, aunque cuando se marcharon dejaron la puerta cerrada con llave y al regresar la encontraron únicamente con el resbalón pasado.

La Policía Nacional sospecha que los cacos accedieron a los domicilios utilizando el método del ‘bumping’, una forma de forzar las cerraduras nacida en Inglaterra hace más de un siglo y cada vez más generalizada entre los delincuentes que asaltan viviendas. El ladrón necesita una llave ‘bump’ -cortada de una forma determinada- que se introduce en la cerradura y se golpea ligeramente con un objeto, logrando así separar los pistones de la cerradura y liberar el giro de la llave. De este modo, la puerta puede estar abierta en tan solo cinco o diez minutos.

Además, se trata de una técnica silenciosa. De hecho, los vecinos del edificio en el que robaron el fin de semana no detectaron ruidos ni movimientos sospechosos, por lo que nadie dio la voz de alarma y los cacos lograron su objetivo sin mayores obstáculos. Como suele suceder en estos casos, los afectados solo se dieron cuenta del robo cuando abrieron la puerta de su hogar y se lo encontraron completamente revuelto.

ANTECEDENTES. No es la primera vez que los ladrones recurren a la técnica del ‘bumping’ para actuar en la capital lucense. Hace casi dos años, los ladrones lo utilizaron para actuar en un edificio de cuatro plantas, también en el barrio de A Piringalla, así como en otros de Agro do Rolo y de Fontiñas. En el primero de ellos, sito en la Rúa Aceroleiro, los amigos de lo ajeno asaltaron tres viviendas en un día.

En aquella ocasión, al igual que ocurrió en los últimos robos registrados en la calle Manuel María, los ladrones únicamente se llevaron dinero, joyas y relojes, pero dejaron artículos de valor como los televisores o los ordenadores, ya que este ‘modus operandi’ busca ser discreto y a los cacos no les interesa cargar con bultos de gran tamaño que llamen la atención del vecindario.

Por regla general, este tipo de robos no son cometidos por los rateros de turno, sino por bandas más o menos organizadas que antes de ponerse manos a la obra vigilan a las posibles víctimas. Los delincuentes estudian sus horarios y rutinas para asegurarse de que no habrá nadie en el interior de las viviendas cuando vayan a cometer el robo. Cuando lo tienen bien estudiado, entran, las desvalijan y se esfuman.

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