Un molino dividido en nueve partes

El último molino 'fariñeiro'

Vicente Arias conserva en Soldón una aceña en activo que abastece a parte de Lugo y León
Luis Vicente Arias Prieto
photo_camera Luis Vicente Arias Prieto

El Muíño do Cañero, ubicado en la localidad quiroguesa de Puente Soldón, es uno de los últimos molinos ‘fariñeiros’ que se conservan en pie en la provincia de Lugo y el único en el triángulo que forman Ponferrada, Sarria y Quiroga en el que todavía es posible llevar trigo o centeno a moler para hacer el pan de toda la vida.

Luis Vicente Arias Prieto, Cañero, es el actual propietario pero, en realidad, la construcción la levantaron su abuelo, Camilo Arias, y la familia de Os Caxos allá por 1914.

El molino aprovecha el agua del río Soldón para mover dos grandes ruedas. Una de ellas se usaba antiguamente para moler los cereales destinados a los animales, ya que la mezcla se usaba según salía del molino, sin cribar. La otra rueda, ligeramente menor, dispone de un sistema de cribado y era la utilizada para los cereales destinados al consumo humano.

Esta segunda rueda es la que pone a funcionar de vez en cuando Luis Vicente Arias Prieto cuando alguien necesita hacer una molienda. «O muíño deixou de funcionar coma fonte de ingresos no ano 2000. Eu conservo a instalación por nostalxia e porque me gusta ter fariña da casa para facer o meu pan. Ademais, sempre hai algún coñecido que se achega aquí para moer», explica Luis VicenteArias. Esos conocidos llegan desde puntos tan dispares como Ponferrada, Viana do Bolo, Sober o Sarria y se encuentran junto a Cañero un servicio en peligro de extinción en toda Galicia.

La instalación, ubicada justo debajo del puente de la Nacional 120, donde el río Soldón hace un remanso y hay una pequeña área de ocio, sufrió una importante modificación en el año 1948. En esa fecha la compañía Saltos del Sil construyó la presa de Sequeiros en el río Sil, lo que subió el nivel del agua de ese cauce, pero también del Soldón, uno de sus principales afluentes. Entonces, la alternativa fue levantar el molino varios metros para que siguiese funcionando.

El mecanismo recibe el agua del río que llega a través de un canal de unos dos kilómetros de longitud, se almacena en un depósito y después cae para mover las ruedas.

Cañero se encarga cada año de limpiar el canal de agua que abastece el molino, de poner a punto la maquinaria y de apicar las ruedas de moler, tareas que aprendió de pequeño.

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