La Policía cree que Tatiana temía que su exnovio usara magia negra contra ella

La joven apuñalada realizó numerosas consultas en internet sobre este asunto y una testigo que conocía al sospechoso del crimen asegura que este siempre llevaba un amuleto "contra el mal de ojo" que nunca se quitaba
Ibrahim Ndiaye, en el momento de su detención
photo_camera Ibrahim Ndiaye, en el momento de su detención

El extenso informe que los agentes encargados de investigar el crimen de Tatiana Vázquez han entregado en el juzgado recoge algunos hechos sorprendentes, entre ellos la sospecha de que la joven estaba muy asustada porque creía que su novio y principal sospechoso del asesinato, el senegalés Ibrahim Ndiaye, podría estar usando contra ella algún tipo de hechizo o de magia negra africana.

Los investigadores concluyen en dicho informe que el brutal apuñalamiento sucedido en la madrugada del pasado 9 de abril en una calle desierta de Sanfiz es una caso más de violencia contra la mujer y que su autor fue su pareja, encarcelado desde entonces. Lo hizo, según razonan, llevado por los celos y por el carácter posesivo y controlador que marcó toda su relación, por lo que la mayor parte de ese informe está centrado en conseguir pruebas que dicha relación era, en efecto, tormentosa.

Es en ese contexto en el que los agentes detallan que Tatiana realizó en internet numerosas búsquedas relacionadas con hechizos y magia negra africana, lo que en opinión de los investigadores es un dato más que corrobora que la chica vivía sometida por su pareja y que tenía miedo de lo que esta pudiera hacerle.

Un detalle que apuntalaría los numerosos testimonios regidos durante la investigación en el mismo sentido, tanto de familiares de la joven como de algunas amigas, en el sentido de que Ibrahim era una persona controladora, celosa y violenta.

Un testigo dice que Tatiana contaba con un teléfono cuya existencia ocultaba a su pareja para evitar su férreo control

Entre ellos, también llama la atención el de una joven muy próxima a Tatiana, que además de expresar sus sospechas de que sufría malos tratos relata que el senegalés llevaba siempre una especie de cinturón contra el mal de ojo del que, según ella, no se separaba ni para asearse.

Esta es una de las personas que aportó a la investigación una ingente cantidad de mensajes de WhatsApp que había intercambiado con Tatiana, que supuestamente dejarían entrever los problemas que existían entre la pareja y el control que Ibrahim ejercía sobre su novia.

29.000 MENSAJES. No obstante, son solo una parte de los más de 29.000 mensajes que la Policía Nacional ha incluido en el sumario, gran parte de ellos conversaciones por esta popular aplicación entre Tatiana y su madre, con la que al parecer estaba en contacto permanente y a la que en numerosas ocasiones había contado los problemas que tenían en su relación, pese a que nunca atendió los reiterados consejos de esta para que rompiera con su novio.

No obstante, fuentes conocedoras de la investigación indicaron a este diario que la Policía todavía no ha podido situar en el lugar del crimen al sospechoso en el momento del asesinato debido a las dificultades para obtener de las compañías telefónicas los posicionamientos de dos de los teléfonos móviles que se han analizado. Al parecer, estaban gestionados por un compañía especializada en llamadas internacionales a bajo precio que, al no contar con red propia, no ha podido facilitar los posicionamientos.

Al menos uno de esos teléfonos ni siquiera ha aparecido físicamente, si bien se supo de su existencia debido a que se encontró una anotación de Tatiana con el número en la que lo identificaba como suyo y de su pareja.

Al parecer, entre los testimonios recogidos también figura uno que indica que la joven usaba dos teléfonos móviles, uno de ellos dual, lo que le permitía usar dos números de teléfono y que incluso ocultaba a Ibrahim la existencia de uno de los teléfonos, ya que cuando se veía con él lo escondía o lo dejaba en casa. Sería este el móvil que fue encontrado en el cadáver de la chica y que esta había escondido en el sujetador.

El informe policial también recogería otra declaración que apunta a que el sospechoso podría conocer perfectamente la zona donde se halló el cadáver, ya que había vivido cerca y solía salir por allí a hacer deporte.