El primer día de una nueva vida para los refugiados sirios de Sarria

Las dos familias pasaron sus primeras 24 horas en la localidad, donde los niños recibieron con enorme alegría varios juguetes de la Cruz Roja y sus padres se interesaron por aprender el idioma para favorecer la integración
Personal de la Cruz Roja, en el momento de la llegada, el pasado martes, del grupo de refugiados sirios a Sarria
photo_camera Personal de la Cruz Roja, en el momento de la llegada, el pasado martes, del grupo de refugiados sirios a Sarria

Las dos familias de refugiados sirios acogidos en Sarria vivieron entre la alegría y la expectación las primeras 24 horas de su nueva vida. Dos matrimonios jóvenes, uno de ellos con cuatro niños y el otro con tres menores, se encuentran ya instalados en sendos pisos de la localidad facilitados por la Xunta, donde reciben las atenciones de la Cruz Roja.

Tras pasar por un campo de refugiados en Líbano y con muchas horas de viaje a sus espaldas, las dos familias, unidas entre sí por lazos de parentesco, pudieron dormir por fin en el que será su nuevo hogar, lejos de los conflictos que asolan su país. "Pasaron una buena noche y están muy contentos", aseguran quienes les asistieron en esta primera toma de contacto. La jornada fue especialmente emotiva para los siete niños, el mayor de ellos de 9 años y la más pequeña, de poco más de 12 meses. La Cruz Roja les facilitó varios juguetes que supusieron todo un acontecimiento para los menores, "alucinados" con un entretenimiento del que carecían por las difíciles circunstancias que les deparó la vida hasta este momento.

Según algunas fuentes, las familias proceden de Homs, la tercera ciudad de Siria, escenario de los combates más intensos y una de las más castigadas por los bombardeos, que la convirtieron casi en un pueblo fantasma.

intérprete. Los cuatro adultos -dos de ellos hermanos entre sí- mostraron ya su predisposición a integrarse en Sarria, para lo cual se interesaron por recibir clases para aprender el idioma lo más rápido posible y poder comunicarse. De momento cuentan con la ayuda de una persona que hace las veces de intérprete de árabe y la colaboración de una inmigrante marroquí que aprendió español con los cursos de la Cruz Roja.

Las familias se alojan en dos pisos situados en distintas calles de la villa, pero ambos céntricos y en buen estado. Para ello, fueron sometidos a un acondicionamiento consistente en trabajos de pintura y compra de electrodomésticos y muebles, algunos de los cuales todavía llegaron este miércoles.

La Cruz Roja también les llenó la nevera y les facilitó un teléfono móvil a cada una de las familias para que pudieran contactar con sus allegados. Todo lo que tenían a su alrededor era novedoso para estas personas y, por ello, durante el miércoles, tras el descanso necesario, no dejaron de hacer fotos a las distintas partes de las viviendas e incluso a la comida para poder compartirlo con sus seres queridos en el momento en que tengan ocasión.

Este primer día, en el que el grupo de refugiados se instaló en sus nuevas casas con sus escasas pertenencias -solo traían consigo una bolsa por persona- fue también frenético para los profesionales de la Cruz Roja de Sarria.

empadronamiento. Ya por la mañana, el médico y presidente de la asamblea local, Jaime Capellá, y una de las trabajadoras se ocuparon de tramitar en el Concello el empadronamiento de los nuevos vecinos de Sarrria. También hicieron las gestiones necesarias para cumplir con los requisitos de extranjería. El siguiente paso será conseguir la tarjeta sanitaria y someterles a un reconocimiento médico. Además, se iniciará el procedimiento para escolarizar a los menores, de modo que el próximo curso académico puedan ya asistir a clases e integrarse con el resto de alumnos sarrianos.

El responsable de la asamblea local de la Cruz Roja, Jaime Capellá, explicó que los refugiados acogidos en Sarria son «familias novas que queren un futuro e seguridade», al tiempo que pidió respeto para ellas y salvaguardar su intimidad, dado que dejan familia en su país de origen.

Recordó que esta primera fase de acogida «é a máis delicada», por lo que cuenta con la implicación de un equipo de profesionales de la Cruz Roja de Sarria con el apoyo de trabajadores de Lugo. A ella seguirán las de integración y autonomía, ya que el fin último es que puedan tener sus propios trabajos y una vida independiente.

Capellá se mostró convencido de que la sociedad sarriana sabrá contribuir a estos objetivos. «Sarria é unha vila con experiencia en acoller. A xente de aquí é moi solidaria e seguro que os vai intentar integrar na vida diaria», dijo el presidente de la Cruz Roja.

Recordó también el carácter jacobeo del municipio, lo que contribuye al contacto con personas de otras culturas y nacionalidades, así como la dilatada trayectoria de entidad benéfica sarriana, con personal «con capacidade» para llevar a buen puerto este trabajo de integración de los primeros refugiados sirios acogidos en Galicia por la entidad benéfica.

Le seguirán otro grupo cuyo destino son viviendas aportadas por la Xunta en el concello ourensano de Carballeda de Valdeorras.

La guerra en su país de origen fue también el motivo que llevó hasta Sarria hace ya dos décadas a la familia Ferizovic, todo un ejemplo de integración. Hoy, plenamente sarrianos, van ya por la tercera generación familiar. «Aquí la gente nos quiere y nosotros también», asegura Suvada, quien recaló en la villa hace 20 años gracias a un programa para refugiados, con sus tres hijos de entre 5 y 12 años de edad a su cargo, a los que se uniría tres años más tarde el marido, Bajram, tras conseguir salvarse de un campo de concentración.

Los inicios de una nueva vida lejos de la familia y tras pasar por un conflicto bélico son siempre complicados, sobre todo cuando se desconoce el idioma, pero su buena predisposición y la acogida que recibieron permitieron superar todas las dificultades.

«Vinimos por seis meses y llevamos veinte años. Al principio es un poco más duro, pero aquí la gente es humana y te facilita las cosas. No tengo palabras para agradecerlo. Estoy como en mi país», asegura la mujer. Sus hijos estudiaron en Sarria, tanto ella como su marido se ganaron sus salarios con su trabajo y hoy disponen de su propia casa, tienen nacionalidad española, gozan del cariño de los vecinos y disfrutan de su pequeña nieta.

Sus deseos para los refugiados que acaban de llegar a Sarria dentro del Programa Nacional de Reasentamiento son que «ojalá les vaya bien y se adapten como nosotros».

Jaime Capellá Presidente local de Cruz Roja Son familias novas que queren un futuro e seguridade, e para as que pedimos respecto» Sarria é unha vila con experiencia en acoller, a xente é moi solidaria e contamos cun equipo con capacidade para levar a cabo esta acción» Xxx xxx xxx xxx xxx

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