El descenso por el río Eo en todo tipo de artilugios reunió a 160 personas

El Baixeo discurrió un año más sin altercados. En la meta, situada en A Pontenova, se celebró el Faragulleo
Improvisadas embarcaciones, en el río Eo
photo_camera Improvisadas embarcaciones, en el río Eo

Más de 160 personas disfrutaron este domingo del río Eo, gracias al descenso por el cauce que se celebra todos los años a finales de agosto y que se conoce con el nombre de Baixeo. Durante los últimos años, se ha hecho tradicional al acabar la jornada que los participantes también degusten faragullos, uno de los postres típicos de la localidad, en lo que se denomina el Faragulleo.

Para el descenso utilizaron, como es habitual, todo tipo de artilugios flotantes, principalmente, neumáticos y colchonetas, a los que ayudaron con remos para alcanzar mayor velocidad.

Los participantes se reunieron a las diez y media de la mañana en la Praza dos Fornos para dirigirse con sus naves improvisadas a Piegaponte. Desde allí comenzaron un descenso que les llevaría hasta el área recreativa del Pozo da Ola.

En algunas zonas, el río bajaba con escaso caudal dado el buen tiempo que ha reinado hasta el momento durante este verano, lo que complicó la navegación de las improvisadas embarcaciones.

Posteriormente, los participantes degustaron alrededor de 400 faragullos. En A Pontenova, este postre se elabora mezclando agua, leche, harina de trigo, huevos de casa y sal. La masa se fríe en sartenes de hierro trabajándola con la espumadera para que quede en trozos lo más pequeños posibles. El escritor mindoniense Álvaro Cunqueiro decía: "Y lo que más sabe de los faragullos es encontrar en el bocado escondido un torreznito, que pone en la boca, al lado de la miel, un punto de salado".

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