Investigadores buscan huellas de los vikingos en el monte de Rubiás

Estudiosos de Santiago y Aberdeen estudian O Castelo, donde la bibliografía sitúa una revuelta contra el rey con ayuda normanda
Lugar de la fortaleza supuestamente asaltada por vikingos.
photo_camera Lugar de la fortaleza supuestamente asaltada por vikingos.

Un equipo de investigadores de las universidades de Santiago y de Aberdeen (Escocia) llevan a cabo estos días sondeos en el monte Castelo, en la parroquia de Rubiás (Lugo), tras la pista de fortalezas medievales y de la presencia vikinga que, según algunas fuentes bibliográficas, pudo haber en esa zona.

Así se desprende de los hechos que narra el rey Bermudo III de León en el documento en el que dona al obispo de Lugo, en el año 1032, la fortaleza del Castro Lapio (hoy parroquia de Labio). Así, en el apéndice XXV del tomo XL de la España Sagrada se describe la destrucción de una fortaleza denominada Peña, cerca de Lapio. Según la traducción realizada por el historiador francés Ángel Uribe para el profesor de la Universidad del País Vasco Anton Erkoreka, quien escribió sobre los vikingos en la península Ibérica, los abades, monjes y el pueblo se rebelaron contra los abusos de los vascos que supuestamente estaban en la zona para ayudar al rey Bermudo contra el levantamiento de varios aristócratas gallegos. Al pueblo se unió un conde rebelde.

Según los documentos, los vascos estaban acuartelados en un castillo próximo, sobre una gran peña, en un lugar llamado Alpes Rupis, que fue atacado por el conde con todos sus varones y con una Gens Leodomanorum (grupo de normandos). Su presencia concide en el tiempo con la expedición viquinga de Ulf o Galego, que saqueó Galicia, explica Manuel Gago, periodista especializado en divulgación cultural y profesor de la Universidad de Santiago. En su blog Capítulo Cero dedica un capítulo a los vikingos de Rubiás.

Gago es una de las personas que colabora con el equipo de investigadores que estos días trabajan en la zona. A su frente está la profesora de la Universidad de Aberdeen Irene García Losquiños. De la parte gallega participan el arqueólogo Carlos Otero y el profesor de Arqueología de la USC José Carlos Sánchez Pardo.

La profesora Irene García ya investigó la presencia normanda en O Vicedo e indagará sobre ella en la desembocadura del Ulla

Según el documento del rey, el conde cercó la peña, la tomó y la quemó. Bermudo III pidió al obispo que levantara sobre la ruina una iglesia dedicada a Santa María, para que el Alpes Rupis nunca más volviera a ser fortificado.

Lo único que queda hoy es una peña abierta (los vecinos recuerdan que se quitó piedra de ahí para hacer casas) en una ladera cubierta de vegetación. De momento, los sondeos no aportaron material que pueda confirmar la presencia de vikingos en el lugar ni tampoco de la mencionada fortaleza. "No encontramos ningún nivel estructural ni material, salvo trozos de teja, que también se ven en el exterior y que están por datar. Tampoco hemos visto rebajes en la roca", explicó García.

Con todo, la profesora cree que, atendiendo a la documentación histórica y a la toponimia, es muy probable que en ese lugar hubiera una fortaleza. "El lugar es idóneo", opina la investigadora, que considera el área de Labio y Rubiás muy interesante para estudiar las relaciones entre los condes gallegos y los reyes de León, al estar constatado que existieron fortalezas, así como las relaciones que había entre estas.

El problema, explica García, es que los castillos altomedievales suelen aportar poco material de estudio. En la zona donde se cree que estuvo el castillo de Labio lo único que se puede ver es teja moderna (de una caseta forestal) mezclada con medieval y algunas pilas y cazoletas labradas en la piedra, según explica Gago. El lugar sigue conociéndose como O Castelo, al igual que la zona donde está la peña de Rubiás.

No es la primera vez que García, natural de Valencia, investiga sobre los vikingos en Galicia. En 2014 estuvo en O Vicedo invitada por Mariña Patrimonio, junto a otros especialistas, para estudiar material arqueológico que el mar dejó al descubierto. Vio signos que apuntaban a la presencia de vikingos. La misma huella buscará próximamente en Dodro, en la desembocadura del Ulla, para lo que pidió permiso a la Xunta.

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