Un viaje a través de miles de años

Un grupo de 45 alumnos del Ceip de A Pastoriza visitaron el castro de Saa, un yacimiento donde se está realizando una excavación arqueológica para dar a conocer el patrimonio local
Alumnos del Ceip de A Pastoriza visitan el castro de Saa y conocen como se recuperan las piezas de cerámica que encuentran los arqueólogos
photo_camera Alumnos del Ceip de A Pastoriza visitan el castro de Saa y conocen como se recuperan las piezas de cerámica que encuentran los arqueólogos

Muchos escucharon hablar de él alguna vez, pero por primera vez todos descubrieron parte de lo que oculta. Un grupo de 45 alumnos del Ceip O Salvador de A Pastoriza visitaron ayer el castro de Saa, donde se realiza estos días la primera excavación arqueológica a través de la que el Concello pretende poner en valor y dar a conocer el patrimonio local.

En un viaje en el tiempo, los escolares, de entre nueve y once años, retrocedieron más de 2.000 años tras atravesar las tres murallas defensivas del castro y sus respectivos fosos, hoy visibles al ojo humano tras la limpieza que se realizó en el yacimiento, oculto durante años a la mirada actual.

Emilio Ramil, el arquéologo encargado del proyecto, fue el encargado de guiar a los pequeños visitantes a través de sus palabras, que sirvieron de máquina del tiempo para que todos pudiesen imaginar cómo fue la vida en un castro que empieza a mostrarse tras la primera excavación.

«É un castro moi potente e está moi ben conservado», dijo el guía, que llevó a los niños por lo alto de la muralla -que ofrece una panorámica del municipio que incluye Fonmiñá- hasta la zona delimitada dentro de la croa en la que están trabajando estos días dos arqueólogos, un especialista en el tratamiento del material hallado, un encargado de la divulgación y ocho operarios.

«Atopamos unha casa pola que pasaron 2.000 anos por encima», indicó el arqueólogo, que dibujó con palabras las partes de la vivienda que ya se aprecia bajo la tierra excavada para que todos pudiesen imaginársela.

"O traballo do arqueólogo é moi duro e moi longo. Non é como Indiana Jones"

«Era unha casa rectangular, que levantaba moito máis porque unha parte se derrubou. O que vemos agora é a cimentación, a soleira onde estaba situada a porta, que era de madeira, e os restos do pavimento, do chan». «E que falta?», añadió. «O tellado». Y un niño voluntario lo explicó perfectamente: «Eran de palla».

Los escolares, que reconocieron no sentirse demasiado extrañados en un castro, porque todos ya conocían Viladonga, se mostraron interesados por descubrir un nuevo yacimiento, y más al estar ubicado en su propio concello. E hicieron diversas preguntas como por qué se excavó en ese punto exacto y no en otro cualquiera -a lo que el arqueólogo explicó que antes se realizaron varias catas para elegir la zona, siempre dentro de la croa y próximas a la muralla-, cómo son capaces de saber si los restos cerámicos que encuentran son de la misma pieza -algo que requiere paciencia y estudios de la forma o el grosor, según los entendidos- o si colocarían tejado cuando acabasen los trabajos de excavación, lo que no se hará.

«O traballo do arqueólogo é moi duro e moi longo. Non é como Indiana Jones», resumió Ramil, que después de acercar a los visitantes a la vivienda, donde ya se realizan trabajos de consolidación, los llevó hasta la zona donde se lavan y se clasifican las piezas cerámicas que van encontrado, que ya cuentan por miles.

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