El Colegio de Enfermería mantiene su recomendación de que no se vacune de la gripe sin prescripción médica. Una de las principales características de la campaña de la gripe que empezó ayer es que se trata de la primera tras la aprobación, en diciembre del 2015, del Real Decreto de prescripción enfermera, de forma que servirá para evaluar sus consecuencias.
Por el momento, en los centros de salud lucenses se dan todo tipo de situaciones. En algunos se exige a todos los pacientes que pidan cita para la consulta del médico, de forma que este les extienda la autorización y una segunda cita para Enfermería para la administración de la vacuna. En otros, se les indica que deben pedir cita para el médico, pero se organizan las agendas para que el paciente salga de la consulta y directamente se le ponga la vacuna. En otros se les vacuna y después el personal de Enfermería pasa el listado de pacientes vacunados al médico para que extienda las prescripciones. Y finalmente, en otros, todo se hace como siempre, el paciente solo ve al enfermero que le vacuna sin pedir prescripción médica.
La presidenta del Colegio de Enfermería, Lourdes Bermello, pide que los grupos diana de la vacuna -mayores, embarazadas, crónicos y personal sanitario- se vacunen e insta a que no se sientan disuadidos por el cambio en el proceso. Al mismo tiempo, recuerda lo mismo que ya aclaró en una reciente circular a los colegiados. «Es un asunto muy serio. Si ocurre algo y no se cuenta con la prescripción médica, la responsabilidad es del enfermero. La consellería dice que nos cubre el seguro, pero ningún seguro te cubre si no cumples con la ley», destacó. Recuerda que el decreto establece que los profesionales prescriptores son solo los médicos y que las vacunas son medicamentos que precisan prescripción, aunque la costumbre hiciera que se administraran directamente a los pacientes sin mayor consulta.
Bemello alude a la nota informativa remitida por el Sergas a los profesionales, en la que insistía que en campañas nacionales de salud pública, destinadas a grupos de pacientes y que además son anuales, los enfermeros pueden administrar directamente la vacuna y asegura que no rige excepción alguna en este caso.
Por su parte, la médico Sofía López Linares recordó ayer que el objetivo de este año es llegar al 65% de tasa de cobertura de la vacuna en lo que se refiere a los grupos a los que se recomienda. El objetivo se centra de forma especial en los pacientes crónicos, para los que la gripe puede tener consecuencias en sus enfermedades, y en los sanitarios, ya que tienen la posibilidad de transmitir el virus a sus pacientes, pese a lo cual tienen aún una tasa de cobertura bastante baja.
En esta ocasión, las vacunas que se administran (tanto la de los menores de 75 como la de los mayores) contiene dos virus de la gripe A (H1N1 y H3N2) y uno de la B. Desde 2014, el H1N1 es el principal virus circulante, sobre todo al comienzo de la campaña. El año pasado hacia el final se produjo otro repunte de casos, infectados en ese caso por el B, motivo por el que se incluyen ambos.
La doctora López Linares explica que la demanda se concentra en las primeras semanas de campaña y decae a medida que esta avanza. «Los pacientes llevaban ya días preguntando cuándo empezaba», apuntó. El período de vacunación se prolongará
