La Guardia Civil no detectó mujeres en situación irregular en As Casetas

Los efectivos realizaron el pasado fin de semana un control de pubs de este barrio de Sarria, donde los vecinos denunciaron posible trata de personas y tráfico de drogas

La Guardia Civil no detectó mujeres en situación irregular en el control de pubs del barrio de As Casetas, en la villa de Sarria, que llevó a cabo en la madrugada del sábado al domingo.

La Benemérita realizó una redada para comprobar la posible trata de mujeres y tráfico de drogas en locales de este barrio, como denunciaran los vecinos. Sin embargo, este control no es excepcional, ya que realiza regularmente redadas en locales de toda la provincia de Lugo para detectar la comisión de posibles delitos y, de hecho, el pasado fin de semana hubo otras actuaciones similares.

En Sarria los efectivos llevaron a cabo un amplio despliegue, que se prolongó durante más de dos horas y que llamó la atención de las personas que en ese momento se encontraban en la zona. Según testigos, la calle Gregorio Fernández fue cortada y se llegaron a concentrar una decena de vehículos y una treintena de agentes, con perros especialistas en la detección de drogas. Al entrar en los establecimientos obligaron a parar la actividad y cachearon a clientes.

Los vecinos de As Casetas, que crearon una asociación el pasado mayo, llevan denunciando estos negocios desde hace tiempo, problemática que afecta a los residentes en las calles Gregorio Fernández, Vázquez Queipo, Rías Baixas, Músico Chané y Pascual Veiga.

DENUNCIAS. Desde el colectivo vecinal se quejan de ruidos causados por establecimientos hosteleros que se ubican en este barrio y el incumplimiento de los horarios de cierre de los pubs, lo que les impide dormir y los lleva a hacer «continuas» llamadas a la Policía Local de madrugada durante los fines de semana.

También denuncian que los vehículos estacionan en las aceras y que los niños juegan en plena calle. El colectivo mantiene, además, que en los bares se ejerce la prostitución y existe «trapicheo» de estupefacientes, quejas que trasladaron a la Subdelegación del Gobierno y el Ayuntamiento.

La primera administración les transmitió su apoyo, aunque explicó a los vecinos que los problemas de ruido y el horario de cierre son competencia del Concello, el cual pidió un medidor de ruidos.

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