Una alavesa de 38 años busca a su madre biológica en Outeiro de Rei

Un allegado le dijo que la mujer que la dio en adopción era gallega y cree que era originaria del municipio por datos de la clínica que la asistió. Calcula que tendrá ahora unos 57 años
Erkuden Zebeiro, cuando tenía un año y en una foto reciente
photo_camera Erkuden Zebeiro, cuando tenía un año y en una foto reciente

Erkuden Zeberio Fernández, una alavesa de 38 años dada en adopción al nacer, busca a su madre biológica en Outeiro de Rei. Un allegado le reveló que era gallega y cree que sus orígenes están en ese municipio por los datos del libro de partos de la clínica en la que nació. Natural de Navarra pero afincada desde hace años en Vitoria tras casarse, Erkuden ha pedido ayuda para localizarla en Facebook y cientos de lucenses han compartido ya su historia.

Recalca que no fue un bebé robado sino que la adopción fue legal, por la documentación que le mostró su familia adoptiva, que ya la puso al corriente de niña. «Primero me dijeron que mis padres habían muerto y cuando tenía nueve años me contaron que mi madre podía estar viva, pero que no sabían nada sobre ella», recuerda. Siempre quiso dar con su paradero y hace cinco años empezó a buscarla. En ese lustro ha vivido buenos y malos momentos al alternarse las pistas ilusionantes con otras que resultaron falsas.

TRAS LOS PASOS DE SU MADRE. Erkuden sabe que nació en la clínica Gortari de Pamplona el 16 de mayo de 1978, a las nueve de la mañana. «Una vez dio a luz, mi madre estuvo en la habitación número 4», dice, y sospecha que le pudieron haber dicho que el bebé era niño. Cuenta también que los últimos meses de embarazo, desde el 28 de enero de 1978, su madre estuvo en la Residencia Santa Teresa, Misioneras de Jesús, María y José, en Gerendiain, un pueblo del valle navarro de Ulzama. Se recuperó del parto en ese mismo centro, que dejó el 31 de mayo.

Cuando intentó buscar allí pistas, Erkuden se encontró con que en la residencia había otra congregación y «no había registros de la otra orden». Se dirigió entonces a la Casa Madre de las anteriores gestoras, ubicada en Madrid, también sin éxito. Tuvo más suerte con sus pesquisas sobre la clínica Gortari, pese a estar cerrada desde los años 80. Logró contactar con uno de los dos médicos -y hermanos- que la dirigían, ya nonagenario, que le facilitó «el nombre y apellido con el que se registró mi madre, la hora de mi nacimiento y mi talla y mi peso», relata.

Erkuden aclara que la identidad con la que se registraba a las mujeres que iban a dar en adopción a sus hijos solía ser falsa pero seguía unos patrones. Así, tras un nombre inventado, de primer apellido solía figurar su lugar de origen y de segundo, una referencia al médico que las atendía en el parto o posparto. «Ella aparece como África Otero Guerendiain», recalca, y cree que, al cumplirse ese patrón con el segundo apellido, pasa también con Otero, que sería un topónimo. Otro hallazgo en paralelo hace que esté convencida que su madre era «de Outeiro de Rei o algún pueblo de alrededor».

«Mis padres adoptivos -él ya falleció y ella tiene alzhéimer- me dijeron que no sabían nada más de lo que había en los documentos, pero un amigo me comentó que mi madre era gallega», subraya. También le dijo que dio a luz con 19 años, por lo que calcula que ahora tendrá unos 57. Cree que se parece a ella, ya que en una visita a Gerendiain una vecina le dijo a Erkuden que su cara le recordaba mucho a una mujer que pasó por la residencia. Añade, entre otros datos que pueden servir de ayuda, que antes de irse a Gerendiain, una matrona revisó a su madre en Vitoria, aunque no sabe si vivía allí o estaba solo de paso.

«Quiero saber si está bien, si tengo hermanos», dice Erkuden Zeberio, que descarta haber sido un bebé robado

Pese a los años de pesquisas, hay protagonistas de esta historia que Erkuden no logra encontrar, como una mujer que pudo haber intermediado entre su madre biológica y sus padres adoptivos, imposible de localizar por tener nombre y apellidos muy comunes.

SIN REPROCHES. Erkuden, a quien apoya su familia, recalca que no tiene nada que reprocharle a su madre. «No se puede sentir rencor hacia una persona que dio lo más preciado de su vida porque quería lo mejor para ese bebé y seguramente no se lo podía dar», dice. «Quiero saber si está bien, si tengo hermanos. Y si quieren, tener una relación», resume.

Pide que si alguien tiene una pista escriba a [email protected] o a su perfil de Facebook (figura con su nombre completo). En esa red social ha contado su historia en perfiles como ‘Gallegos por el mundo’, ‘Xente de Outeiro de Rei’ o ‘Eres de Lugo si...’, y se muestra muy agradecida por la implicación de la gente.

Comentarios