Una taxista culpa a los gorrillas del Hula del destrozo de su vehículo

Le rompieron una ventanilla mientras acompañó a un cliente al Hula
El interior del coche quedó revuelto y lleno de cristales
photo_camera El interior del coche quedó revuelto y lleno de cristales

Una ventanilla rota y el interior completamente revuelto. Así se encontró su coche en el Hula una taxista que el pasado lunes acompañó a un paciente al hospital. La mujer, tan atemorizada que no quiere ser identificada, acusa de los daños y el intento de robo a los gorrillas, que el año pasado también le destrozaron el coche, denuncia.

La víctima, que viaja al hospital desde una localidad de la provincia, se queja de la falta de vigilancia para evitar la actuación de los gorrillas, que acosan a todos los conductores, pero sistemáticamente ponen su atención en los taxis de la provincia, indica.

La taxista cuenta que ella no puede permitirse meter el coche en el párking, ya que entonces perdería dinero con el viaje. Tampoco es posible, alega, cargar el coste del aparcamiento a los clientes, que habitualmente son personas mayores, que viven de pensiones bajas y no pueden permitirse ese sobrecoste.

A mayores, explica, ella, como otros muchos taxistas, tienen que acompañar a sus clientes al médico y ayudarles después a gestionar las citas para consultas posteriores. Tienen que hacer esa labor si quieren conservar a los usuarios y eso supone dejar los coches desprotegidos cuando acuden al hospital, se lamenta.

La mujer se encontró el turismo destrozado después de que un gorrilla le pidiera dinero. "Le dije que no le daba nada, que ya le daría al volver si el coche estaba bien, pero lo que pasó es que me encontré con la ventanilla rota. No robaron porque no había dinero", relata. La taxista espera que el seguro corra con los gastos de la reparación, pero los daños causados suponen que no ha podido realizar "algunos viajes", denuncia, a la vez que protesta por la falta de vigilancia policial.

"No entiendo que el Ayuntamiento no actúe", dice la víctima, que está segura de que hubo personas que vieron cómo entraban en su vehículo, "pero la gente no denuncia porque les tiene miedo", apunta.

Los daños en taxis son bastante frecuentes y el pasado mes de septiembre, a un autónomo de Burela también le causaron daños en el coche, le rompieron una ventanilla y le robaron 1.500 euros que guardaba en su interior de un viaje que acababa de hacer.

La última víctima ya había sufrido daños en el vehículo hace un año. Desde entonces, cuenta, le habían respetado el taxi, aunque alguna vez se había negado a darles dinero a los gorrillas. "Varias veces les dije que no les daba nada porque aún no había acabado de pagar los daños que me habían hecho en el coche, pero el lunes les expliqué que al volver sí les iba a dar algo", relata.

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