A sus 70 años se enfrenta a cuatro encapuchados y los ataca con su linterna

La banda asaltó ocho viviendas en A Campiña y sustrajo dinero y joyas de oro. "Les pregunté si buscaban algo y vinieron hacia mí. Conseguí darle a uno y al final escaparon. Tuvieron suerte de que no llevara el sacho en la mano", contó la mujer
Olga Legaspi señala el muro que saltaron los delincuentes para entrar en su finca
photo_camera Olga Legaspi señala el muro que saltaron los delincuentes para entrar en su finca

Olga Legaspi tiene setenta años y el valor suficiente para ahuyentar a una banda de encapuchados y enfrentarse a ellos armada únicamente con una linterna. «No tuve miedo ninguno. Ya me dijo la Policía que hay que tener cuidado, pero cuando los vi escondidos, ni me lo pensé», dice.

Los hechos ocurrieron el miércoles por la tarde, sobre las siete, cuando ya había anochecido. La mujer estaba en su vivienda de A Campiña, acompañada de su hija, y salió a darle de comer a los animales. «De repente vi unas sombras en la finca del vecino y me acerqué. Pensé que eran niños, pero los apunté con la linterna y ya vi que tenían la cara tapada. Entonces les pregunté: ¿buscáis algo?»

En ese momento, los delincuentes saltaron el muro y entraron en la finca de Olga, pero la mujer no se amedrentó ni lo más mínimo y se enfrentó a ellos. «Vinieron rápidamente hacia mí sin decirme nada y entonces los insulté y los ataqué con la linterna. Tres de ellos salieron corriendo rápidamente, pero uno resbaló en la hierba y conseguí darle en la cabeza. Tuvieron mucha suerte de que no llevara el sacho en la mano, porque entonces les doy más fuerte», cuenta.

Con el alboroto que se formó, la hija de la septuagenaria, María del Carmen Folgueira, salió de la vivienda y se encontró con una escena surrealista. «Pensé que mi madre se había caído en la huerta, pero en cuanto abrí la puerta, vi a cuatro hombres con la cara tapada corriendo hacia la entrada de la finca y a mi madre detrás con la linterna en alto».

Pero María del Carmen, al igual que su progenitora, no se amilanó. «Eran todos altos, delgados y muy ágiles. Saltaron el muro con una rapidez y una soltura increíble. Parecían ‘ninjas’. Una cosa es contarlo y otra cosa es verlo; parecía que volaban», explica.

La hija de la septuagenaria y otros vecinos corrieron tras los delincuentes hasta que llegó la Policía, pero los ladrones consiguieron huir

A sus 49 años, esta mujer tampoco se lo pensó dos veces y salió corriendo detrás de los delincuentes. «Fui tras ellos, pero corrían más que yo, y entonces ya empezaron a salir otros vecinos. Justo en ese momento llegó una patrulla de Policía. Venían de frente y me preguntaron por qué corría. Yo les dije que iba persiguiendo a los ladrones. Yo creo que se los tuvieron que cruzar», cuenta.

Según explican los vecinos de la zona, los agentes localizaron a los delincuentes y los persiguieron, aunque, finalmente, lograron huir. «La que se montó fue increíble. Al final corrían los ladrones, corrían los vecinos y corrían los agentes. Esto era una fiesta», bromeaba un residente.

Los ladrones se esfumaron de A Campiña después de asaltar ocho viviendas, aprovechado la ausencia de sus moradores. Tal y como señalaron los afectados, los delincuentes saltaron los muros de cierre y accedieron al interior de los domicilios a través de alguna ventana. «No nos forzaron las puertas. En algunas casas entraron por la planta baja y en otras se subieron al balcón y entraron por el piso superior», apuntan.

BOTÍN. Una vez dentro de las casas, los cacos lo revolvieron todo y sustrajeron únicamente dinero y joyas de oro. «Tenían claro lo que buscaban porque dejaron muchas cosas de valor. En un chalé se llevaron un anillo y 700 euros que tenía ahorrados el niño, mientras que en otra vivienda robaron sesenta euros y unos pendientes. En todos fue más o menos así. No se llevaron relojes de marca ni artículos tecnológicos, solo dinero y oro», apuntan.

Al menos en una de las viviendas asaltadas, las cámaras de seguridad que instalaron los propietarios captaron la imagen de los asaltantes, aunque con el rostro cubierto.

La Policía Nacional abrió una investigación tras los asaltos y realizó una inspección ocular en las viviendas afectadas, donde también recogió huellas.

Además, una patrulla realizó ayer labores de vigilancia por la zona, lo que tranquilizó a los vecinos. «Este siempre fue un barrio tranquilo y esperamos que todo quede en una anécdota», concluyen.

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