Cuando el diseño se alía con la tradición

La rehabilitación de una antigua bodega de Sober, reconvertida en vivienda, destaca en concursos y certámenes internacionales
Fachada principal de la vivienda
photo_camera Fachada principal de la vivienda

Estel Ortega es arquitecta, tiene orígenes en la Ribeira Sacra y está asentada en Barcelona. Desde allí ejecuta proyectos en Londres, Shangái o Lisboa pero, hace cerca de tres años, asumió un encargo especialmente emotivo, rehabilitar la antigua bodega de su abuelo, ubicada en Doade (Sober), y reconvertirla en una vivienda, proyecto en el que contó con la colaboración del arquitcto David Pou.

La casa ya está terminada y, además de hacer las delicias de los padres de Estel, que se escapan siempre que pueden a esta segunda residencia, fue distinguida con el primer premio en la categoría de Obra y Rehabilitación del concurso anual que convoca la Agrupación de Jóvenes Arquitectos de Cataluña y fue finalista en los premios de la feria Marmomacc, en Verona (Italia). El proyecto salió en publicaciones del sector de todo el mundo y acaba de colarse en el ránking de los 20 mejores proyectos del año 2016 del blog stepienybarno, que llevan los arquitectos Lorenzo Barnó y Agnieszka Stepien.

La construcción de Doade tiene dos cuerpos. Uno rectangular de planta baja que albergaba antiguamente las cuadras y la bodega; y un cuerpo en forma de torre, de dos alturas, que era un pajar de un vecino que adquirió la familia.

Estel Ortega tenía claro desde el principio que la rehabilitación del conjunto respetaría al cien por cien los volúmenes y materiales originales: la piedra, la pizarra y la madera. Así que planeó una intervención sencilla a nivel constructivo pero visualmente muy atractiva, confortable e integrada completamente en la aldea.

"Trabajamos como ya se hace en Galicia, con gente de allí que conoce los materiales y las técnicas que llevan funcionando mucho tiempo y muchos diluvios", explica la profesional. Para ello confiaron en Javier López, un constructor de A Abeleda, al otro lado del río Sil; y en la Carpintería Conde de Paderne, en el municipio vecino de Pantón.

La bodega presentaba una peculidaridad. Por uno de sus lados está semienterrada contra la carretera y eso le proporcionaba unas condiciones de humedad muy buenas para su uso como bodega, pero que podrían restar confort al reconvertirla en vivienda. Así, el equipo dirigido por Ortega trabajó especialmente en materia de aislamiento, ventilación y entrada de luz.

Para eliminar la humedad del conjunto, la cubierta funciona como un sistema donde pendientes, alero y una serie de canales perimetrales expulsan el agua. Además, se hizo un forjado sanitario y pavimentos flotantes.

Mediante la perforación de las esquinas se crearon patios que establecen relaciones diagonales que garantizan iluminación interior, ventilación cruzada y visuales alargadas. El resultado es una casa de materiales tradicionales totalmente recuperados pero con la apariencia y comodidades actuales que se abre a la parcela en la que se ubica.

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