Una familia de Taboada perdió el establo y un becerro en el temporal

Un establo arrasado, un ternero muerto y otras 20 cabezas de ganado realojadas son el balance de los efectos del Kurt en el lugar de Xestoso, en el término municipal de Taboada.

Esta aldea está muy cerca del monte de O Faro y las rachas de viento la noche del jueves al viernes se llevaron por delante el establo de Martín Ledo Vázquez. El hombre recorría ayer los escombros de la construcción y aseguraba que las pérdidas eran muy cuantiosas y difíciles de afrontar en un momento como el actual, con el sector lácteo en plena crisis. La construcción de bloque y uralita que se llevó el viento está muy cerca de las casas y en ella dormían una veintena de cabezas de ganado. La fuerza del aire levantó el tejado y abrió las puertas, y con tal virulencia toda la estructura cedió.

Uno de los becerros que había en el interior murió y el propietario tuvo que realojar al resto de las cabezas en las instalaciones de otra explotación que le prestaron. "Fixo moitísimo vento, o establo xa tiña uns anos e non aguantou", explicó el hombre. "Tivemos outros temporais e non pasou nada, pero neste tocounos de cheo", añadió Ledo.

Pero ese no fue el único contratiempo en la aldea. En casi la totalidad de las casas hubo desprendimientos en los tejados y cayeron muchos árboles en el entorno, lo que ocasionó varios trastornos en las carreteras. "Árbores caeron a moreas", añadió el ganadero que perdió el establo. De lo único que se libraron fue de las averías muy prolongadas en el suministro eléctrico.

La familia estudia ahora qué hacer con los restos del establo, pero posiblemente haya que levantar la construcción desde cero y los materiales no se puedan aprovechar.

Para los propietarios, que no disponen de seguro, la obra se antoja cara y a ello hay que sumar los costes de la nave en la que metieron el ganado de manera temporal.

ANTECEDENTES. Un temporal en el año 2009 también había causado importantes destrozos en Taboada. En esa ocasión los daños más grandes fueron en la parroquia de Xián, donde las rachas de viento destrozaron el alpendre de una vecina.

La veintena de cabezas que resistieron el derrumbe de las instalaciones fueron realojadas en otra explotación